¿Quién es el Padre José de Jesús-María, apodado "El Místico"? (1)

Padre José de Jesús-María, hijo preclaro
del gran Reformador del Carmelo,
Ntro. Padre San Juan de la Cruz
          La figura del P. José de Jesús María –apodado por sus hermanos de hábito como “El Místico”- va estrechamente unida a la persona de la Venerable Madre María Antonia de Jesús. Por la incidencia que tuvo en su vida, como director espiritual suyo en los seis últimos años de su existencia, por su destacada personalidad, por su doctrina ascético-mística, del más puro sabor tradicional, no menos que por su producción literaria, si no muy copiosa, sí muy estimable, y por su importancia en toda la documentación que hoy tenemos de Madre María Antonia de Jesús, este padre carmelita, espiritual y muy docto, merece que le dediquemos una atención muy especial en nuestro Blog.

        Como el espacio no da lugar a una exhaustiva exposición –tal y como sería nuestro deseo-, nos vamos a limitar a dar los datos más esenciales y sobresalientes de su vida, tanto en el aspecto biográfico, como en el imprescindible papel que desarrolló en vida y en muerte de Madre María Antonia de Jesús. Al hilo de esta doble visión de su figura, comenzamos por abordar el desarrollo cronológico de su vida y su identidad humana.

    Era hijo legítimo de don Antonio de Nóvoa Pimentel y de doña Catalina González Quiroga. Nació en Vilela (Orense) en 1715 y falleció en Ávila, en 1798. Fue bautizado en la iglesia parroquial de San Esteban de La Rúa el día 2 de agosto de 1715. Era el segundo de los hijos del matrimonio de Pimentel Nóvoa y González Quiroga. Lo bautizó don Alonso Parra; su nombre bautismal fue José Antonio, y sus padrinos fueron el licenciado don Francisco Pérez, vecino del lugar de Vilela y Josefa de Losada, vecina de San Esteban. Está consignado su bautismo en el Libro de Bautizados de San Esteban de la Rúa, en el Archivo Diocesano de Astorga. En el mismo Archivo Diocesano ha sido posible recabar abundante información acerca de casi toda la familia de Pimentel-Quiroga. Las Actas de Bautismo y Defunción nos dicen quiénes eran sus hermanos: don Juan Antonio, don Hermenegildo, y la madre sor Catalina, monja capuchina; el 31 de enero de 1743 consta la muerte de Nicolás, otro hermano suyo, joven, acaecida cuando contaba diez y ocho años de edad, y estaba viuda ya doña Catalina. Contando con el Padre José de Jesús-María, en total, cinco hermanos.
Castillo de Monterrey, muy cerca de La Rasela (Ourense)
    La educación familiar del padre José fue muy esmerada: hizo sus estudios en el Colegio de jesuitas de Monterrey, muy cercano al lugar de origen de su familia: La Rasela. La actuación posterior del mismo padre José de Jesús-María confirma su exquisita formación humanística y científica. Fueron, por otra parte, como innatas en él la delicadeza y suavidad de trato, junto con una profunda inteligencia, amplia y cultivada. Poco sabemos de su infancia y juventud; tan sólo tenemos una pequeña nota autobiográfica suya, consignada como al azar en la Copia de la Autobiografía de Madre María Antonia de Jesús.
Iglesia Parroquial de Castropodame (León).
Cuando la Venerable narra el viaje de las fundadoras a Santiago y habla de su paso por Ponferrada, Padre José, aludiendo a una tía suya que acogió en su casa a las fundadoras, apuntala en esta Copia: "antes de llegar a Ponferrada, durmieron en Castropodame, en la casa de don José Fajardo y de su consorte doña Juana de Quiroga y Prada; con mucho consuelo suyo y de su madre, doña Isabel de Prada a quien debo yo, después de Dios, la vocación de carmelita descalzo y su logro" (ACCDSC, Copia de la Autobiografía, T. II, pp. 373–374, nota marginal autógrafa).

     El Libro de Difuntos del convento de Ávila y los Libros Oficiales de Difuntos, donde se consignaban las notas necrológicas, nos dicen que profesó en el noviciado carmelitano de Valladolid, en el año de 1735. Previa a su entrada en la Orden del Carmen se exigía a todos sus candidatos, el conocimiento de latín y gramática. Padre José muestra en sus escritos perfecto dominio de estas materias, que sin duda adquirió en el Colegio de Monterrey y perfeccionó después en los cursos de Artes.


       Siguiendo ya las indicaciones dadas por el mismo padre en su declaración canónica del Proceso: "terminados los cursos" fue durante tres años ayudante de lector (especie de profesor auxiliar): (1745–1748); leyó seis años Teología Expositiva y Mística: (1748–1754). Y, al concluir estos años de lector, queriendo retirarse para vacar a Dios al Desierto carmelitano de Las Batuecas, adonde ya había ido por primera vez siendo lector, el día 2 de mayo de 1749, durante tres meses (Libro de Hermitaños de Batuecas, f. 149), lo solicitó del padre provincial, fray Andrés de Santa Teresa.
Primer asentamiento de la inicial fundación.
Aquí confesó durante tres años a Madre María Antonia el P. José
Es entonces cuando es enviado por este padre provincial como confesor a las carmelitas descalzas de Santiago de Compostela, que estaba casi en los inicios de su fundación. Esta designación la hizo el padre provincial teniendo en cuenta la valía teológica y espiritual del padre José de Jesús-María para este cargo (Carta del padre José de Jesús-María a la comunidad compostelana el 25 de abril de 1760, escrita después de muerta Madre María Antonia de Jesús).

    En Santiago permaneció tres años como confesor, de 1754 a 1757. Nombrado prior de Batuecas en 1757, terminó su priorato en 1760. Fue nombrado en aquel año prior de Palencia, y es entonces cuando se ejecuta el Proceso Canónico de Madre María Antonia de Jesús (1761–1762).

      En 1763 fue maestro de novicios, en Valladolid; llamado a sustituir al prior de Segovia, en 1765. En el capítulo general de Pastrana, que se comenzó el 16 de abril de 1769, era prior de Valladolid y es nombrado rector del colegio de Salamanca: 1769–1772. Con estos oficios compaginó los de definidor provincial que tuvo varios años. La última vez que aparece en el Libro de Capítulos Provinciales de Castilla la Vieja es en 1774, a cuyo capítulo acudió (C–I–1); en él cesó en su cargo de primer definidor provincial. En este capítulo figura como conventual de Las Batuecas. Su nota necrológica aclara que en los últimos veinte años de su vida se quedó ciego, y estuvo retirado por su enfermedad en el convento de carmelitas descalzos de la Santa, en Ávila.

En la Casa Natal de Santa Teresa pasa los últimos 
años de su vida, dando un testimonio de santidad
    La nota necrológica del padre José de Jesús-María, que se encuentra en el Libro de Difuntos del Convento de Ávila nos lo muestra en los veinte últimos años de su vida dedicado de lleno a la oración mental, con matices muy delicados: la hacía siempre de rodillas, aún en su ancianidad, y con las manos juntas; lo presenta entregado a su labor ministerial de guía espiritual en el confesonario, muy estimado por toda clase de personas "especialmente las de mayor categoría" y afable en el trato fraternal con sus hermanos; destacando –principalmente– su suavidad, comprensión y espiritualidad de tal modo que mereció el apelativo de "El Místico" con que se le conocía en toda la provincia. Apreciaba su enfermedad grandemente, como don de Dios, y la llamaba: la más grande de las misericordias del Señor para con su alma. Se mantuvo siempre apacible y suavemente alegre, como varón santo, que por tal era tenido. Al fin, cargado de méritos y de virtudes, a consecuencia de una colitis aguda, moría como un santo, después de veintitrés días de penosa enfermedad, el 6 de agosto de 1798. Contaba al morir ochenta y dos años; de ellos, había pasado cincuenta y tres en el Carmen descalzo, con la más edificante ejemplaridad. Está enterrado en el convento de la Santa, en Ávila; sus restos reposan ahora bajo el pavimento del Panteón de la comunidad. (Continuará).

Lugar primitivo  de su sepultura antes del emplazamiento actual

Homenaje a María Antonia en el día de su santo patrono:
 San Antonio de Padua

Muiños en O Penedo, que se conservan "entre carqueixas e toxos"

Entre carqueixas e toxos
move o regato un muiño.
Entre carqueixas e toxos
fixo o Señor un camiño.

E deixou unha siñal
fixa, firme e duradeira
que daríalle o lugar
o mesmo nome da pedra.


Entre xestas e fiunchos
que medran naquel Penedo
nun feiticeiro curruncho
naceu a nena moi cedo.


Dinche as follas amarelas,
destintadas po lo tempo,
ca rapaza era cativa,
mais Deus, que nin para neso
nin precisa de ninguén
pra facerse ver El mesmo,
das tenras bagoas da nena,
fondas bagoas do seu peito,
nese seu calar que fala
fixo Deus o seu espello
onde ela o contemplaba
onde víase a Sí mesmo.


Galega tiña que ser
quen nos fundase o Carmelo
unha galega e muller

firme como seu Penedo.


Poetisa: María del Salvador González-Raposo