EL CARMELO



EL CARMELO DE
SANTIAGO DE COMPOSTELA



El monasterio de “Nuestra Señora del Monte Carmelo” pertenece a la Orden de Carmelitas Descalzas, de la Federación Flos Carmelis. Fue fundado en 1748 por la Madre María Antonia de Jesús (Pereira y Andrade, 1700-1760).

El monasterio, muy sencillo y de solidez granítica fue construido bajo la dirección de “hermanos tracistas” de la Orden, según el estilo establecido en ella. 

En la fachada principal tiene una imagen de la Virgen del Carmen, obra del famoso escultor Gambino.

La iglesia, en el centro del edificio, es amplia y sencilla de una sola nave y estilo neoclásico. Es notable la altura de las columnas que sostienen la bóveda.

El altar mayor está presidido por una imagen de la Virgen del Carmen, obra del escultor gallego Fabeiro, de la escuela compostelana, discípulo de Ferreiro, insigne escultor en el siglo XVIII. 

De Ferreiro son las imágenes de santa Teresa y san Juan de la Cruz que ocupan los altares laterales.

Tiene la iglesia dos capillas, en los ángulos del ábside; en una de ellas hay una hermosa imagen de S. José, obra también de Ferreiro. 

En la otra hay un grupo escultórico del Descendimiento de la Cruz, de autor desconocido.



Las monjas, de vida puramente contemplativa, dedicadas a la oración, presentaron al Señor la esperanza, el gozo y el sufrimiento de los hombres desde su fundación hasta el sábado 9 de marzo del 2024 cuando heredaron esta misión a la naciente comunidad de los Hermanos Contemplativos del Carmelo, que en un deseo de que permaneciera viva la llama del Carmelo de Santiago de Compostela, asumieron el legado de tan admirables madres y hermanas. 

Actualmente son 7 los hermanos que llegaron desde Colombia para continuar el culto a la Virgen del Carmen y la difusión de la vida y obra de la querida Monjita del Penedo. Por su consagración de monjes, su primer llamado es a interceder por todos ante Dios, uniéndose esponsalmente con Cristo Cabeza de la Iglesia y que intercede ante el Padre por toda la humanidad. Entre ellos cuentan con la gracia de tener un hermano sacerdote quien se encarga de la celebración de los sacramentos de la Reconciliación y la Eucaristía.



Los hermanos continúan el legado que han dejado sus madres de que  como medio de sustento confeccionan el pan eucarístico, en lo cual se une el estilo de vida laboriosa que quiso Santa Teresa con el servicio a la Iglesia y el amor a la Eucaristía y al sacerdocio, tan propios de la vocación del Carmelo Teresiano.   





    

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