"Dime, Niño, ¿de quién eres, todo vestidito de blanco?
¡Soy de la Virgen María, y del Espíritu Santo!"



Niño Dios para la adoración de las religiosas
 en el Misterio del Coro bajo

     Con este cántico, nunca agotado, de alegre cadencia navideña, les venimos a felicitar las Pascuas y a desear que junto a la M. Mª Antonia podamos pasar aquí un provechoso ratito de oración en sus modos expresos de vivir y “sentir” el Misterio de la Navidad. Es muy posible - y les suscitará enorme satisfacción saberlo-, que la Madre, en un momento inigualable de su vida espiritual, se nos convirtió, cual nueva cantora de los misterios divinos, en poeta y compositora de un villancico escrito bajo fuerte inspiración mística. Pensaríamos al leerlo que se encontraba en un momento de gozo y exaltación navideños, envuelta en la tranquilidad y el reposo. ¡Todo lo contrario! En realidad se lo está escribiendo a su primer confesor, don José de Castro, todavía en la Villa de Bayona, cuando ambos sufren una fuerte persecución y rechazo, incluso clerical. Así nos lo presenta en su introducción la transcriptora oficial, hna. Inmaculada del Corazón de Jesús:

   “Es un sencillo villancico, sin pretensiones literarias, en vísperas de grandes acontecimientos: el traslado de don José Ventura de Castro a Roma y la salida -en peregrinación y a pie- de María Antonia de Bayona, rumbo a Sevilla. Junto a la fecha, escribe don José: ‘Con asonancia de verso’."


“Señor contemplativo/ vámonos a contemplar,/ esperand al Niño Dios/ en el humilde portal;/ que de nuestros corazones/ bien le podemos formar/ un pesebrito humilde/ en que se pueda reclinar./ Los pañales para empañar al Niño/ serán pobreza y humildad,/ que para hospedar su grandeza/ estas dos alfombras bastarán./
Yo pido a vuestra merced/ que me encomiende a su Majestad,/ porque me hallo muy mala/ con mucha debilidad/ y no tengo fuerzas ningunas/ para poder trabajar./ Mas, aunque no gano nada/ el Niño me sustentará,/ que ya me mandó los dulces/ para comer en el portal./ Mas si Él viene a mi pecho/ me traerá muchos más,/ que, dulces, en este tiempo/ no me podrán faltar,/ porque el Niño todo es dulce/ y me dará dulce manjar./ Y se lo dé a vuestra merced/ como puede su Majestad,/ con aumentos de su mucha gracia/ para le poder amar”.


       Era en diciembre de 1729. Quien escribía con tanto amor y dolor en su pecho tenía 29 años y a punto estaba de llegar a las últimas cotas del desposorio y matrimonio espiritual. Todavía no era carmelita, pero su formación religiosa en casa de su cristiana madre le había llevado a gustar la tradición familiar de cantarle villancicos desde la infancia al Niño Dios. Entrada en el Carmelo debió de sentirse entusiasmada al conocer la costumbre implantada por la propia Santa Teresa de cantar con sonajas, panderetas y castañuelas villancicos y sentidas tonadillas en torno a Jesús-Niño y al Misterio, colocado esos días de Navidad en el Coro bajo, en torno al cual las Hermanas se colocan para festejar su Nacimiento.


Conjunto de tallas de tamaño natural que compone el Misterio que se coloca en el Coro bajo, muy probablemente perteneciente a  la escuela napolitana.


    Esta alegría plena en el Espíritu de M. Mª Antonia de Jesús, nunca se salía de los límites del reverencial respeto debido al Señor. Una hermana joven, estando ya viviendo en la nueva fundación santiaguesa, Josefa-Antonia del Santísimo, en la declaración que se hizo tras la muerte de la SdD., sabe valorar y encomiar una lección dada a este respecto:

 "[…] especialmente una noche de Navidad, en que quedándose este testigo con otras modernas divirtiéndose en cantar y danzar en obsequio de aquel Misterio del Señor recién nacido, habiendo una de ellas dado algunas risadas y mudanzas descompasadas con el regocijo y alegría que tenían, al día siguiente por la mañana fue a la celda de este testigo y le afeó todo lo que había pasado con la otra, refiriéndoselo con toda puntualidad y ponderándole que aquello no se debía hacer en el coro delante del Santísimo Sacramento".




¡En Roma no nos olvidan!: Carta del Cardenal Ángelo Amato.

 
Carta original con los membretes de la
Sagrada Congregación y firma autógrafa.
       Muy queridos hermanos y amigos de nuestra Madre Mª Antonia de Jesús, devotos fieles que con perseverante cariño y atención procuráis seguir en este blog el devenir de toda su historia, englobada en cada faceta, tanto doctrinal, como espiritual, humana y eclesial… ¡incluida su Causa de Canonización! A todos ustedes dedicamos hoy el homenaje de nuestra alegría y gratitud, haciéndoles partícipes de la emoción que nos embarga al comunicarles que acabamos de recibir una emocionantísima Carta del Cardenal Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, Su Eminencia, Cardenal Ángelo Amato, en la que con asombrosa prontitud paterna nos comunica que ya ha sido entregada a los Consultores Teólogos del Dicasterio romano la Positio de la Sierva de Dios, por lo que en estos momentos estamos a la espera de la emisión de los resultados –votos- de los mismos. Nos parece lo mejor ofrecerles la transcripción íntegra de la Carta, pues refleja mejor que nada la solicitud verdaderamente conmovedora de la Madre Iglesia para con nuestra queridísima Madre Mª Antonia, con un reiterado énfasis en la valoración y la actualidad que percibe en esta figura importante para el Carmelo, para toda la Iglesia, y para toda la humanidad, incluso para los que nunca conocerán lo que les ha ayudado y protegido... ¡He aquí el texto!:

                             "Ciudad del Vaticano, 21 de noviembre de 2014
     Reverenda Madre:
   Recientemente me envió el libro Aproximaciones a la Madre Mª Antonia de Jesús, que permite entrever el crecimiento espiritual de la Sierva de Dios María Antonia de Jesús Pereira y Andrade así como el contexto histórico en el que vivió. Le agradezco este amable gesto y me alegro por las iniciativas para dar a conocer su figura y misión. 
     En la carta adjunta Usted solicita que dicha causa pueda continuar su camino ad ulteriora. Dado que la pertinente Positio super Virtutibus fue examinada por los teólogos consultores de este Dicasterio en este mes de noviembre., resta ahora esperar la redacción de sus votos para, en un próximo paso, presentar la causa a la evaluación de los Sres. Cardenales y Obispos, Miembros de esta Congregación.
    Mientras tanto, sería conveniente intensificar las oraciones de vuestra comunidad y del pueblo fiel implorando la intercesión de la Sierva de Dios en vistas al milagro necesario para su beatificación. Según las leyes vigentes, el mismo es parte integrante del proceso ya que ratifica, como un sello de lo Alto, la decisión de la Iglesia.
     Implorando la bendición de Dios para Usted y para toda la comunidad del convento del Carmen de Santiago de Compostela, la saluda en el Señor, Angelo Card. Amato, S.D.B. (Rubricado)".

      Dejándonos ahora impregnar de la suavidad y el gozo sereno que produce la lectura de esta bondadosa Carta, vamos a fijarnos en un punto que parece ser reiterativo en el pensamiento del señor cardenal Amato, porque como él nos indica, se necesita como refrendo o impronta decisiva manifestada desde lo Alto: la impetración intensa y constante de todos los fieles para que se realice un milagro, es decir, una intervención sobrenatural extraordinaria por parte de Dios, bajo la intercesión expresa de nuestra Madre. Es importante, por lo tanto, que todos nosotros, sea desde el puesto más público y notorio, o el más humilde e ignoto, nos entreguemos con audacia y tesón amoroso a propagar y dar a conocer a nuestra “Naiciña Mª Antonia” por todos los rincones del mundo.

Visión aérea de nuestro convento, referente
 de "¡todos los rincones del mundo!"


     Su inmenso corazón, que unido al de la Virgen María, se abre como un manto universal para abrazar a cada ser humano, ya lo han descubierto ustedes y tantísimas personas que nos piden reliquias y estampas desde Brasil, Argentina, Filipinas, Inglaterra, Isla de Java…, y no vamos a nombrar más, pues sería largo y pueden constatarlo en el globo terráqueo del lado derecho de nuestra página principal. De manera que desde este humilde rinconcito, y una vez más con la pobreza pero con el inmenso amor hacia la Madre, estas hijas suyas “sus hijas venideras”, como nos llamaba cariñosamente, les ofrecemos de todo corazón cualquier envío que deseen de dichas estampas y breves reseñas, para que las coloquen incluso en sus pequeñas o grandes parroquias, sean de las villas gallegas, los pueblecitos castellanos, las grandes urbanizaciones, para todos tendremos algún pequeño detalle que ayude a promover eficazmente la petición del milagro deseado. Bastará que nos envíen su dirección, sea a través del correo electrónico, o a través de cartas ordinarias. 
      Somos conscientes de que hoy como nunca hay mucho sufrimiento en el mundo, de enfermedades, problemas de trabajo serios, divisiones y penalidades familiares, en fin, acudamos con toda el alma a la Madre Mª Antonia que de todo ha padecido en su azarosa vida como seglar, mujer casada, esposa de emigrante y madre de dos hijos, religiosa contemplativa, continuadora de la obra fundacional de Santa Teresa en tierras galaicas, y verdadera prolongación de la mística más pura y carmelitana de su Madre avilesa en el siglo XVIII.




      Sin más, les dejamos de nuevo con el aroma verdaderamente sobrecogedor y entrañable de nuestro ya muy querido y amado señor cardenal Amato, que a través de este anuncio sobre el momento actual de la Causa se diría que quiere acompañarnos en el ánimo y en la esperanza de que todo irá bien, según el querer de Dios. No olvidemos tampoco de pedir a la Santísima Virgen que el Espíritu Santo ilumine a la Comisión de Teólogos para que nos den su veredicto y nos instruyan con sus declaraciones para conocer mejor la importancia de la figura carmelitana que tanto amamos y de la que tanto esperamos sentir su ayuda y protección. ¡Muy santas y felices vísperas de Navidad a todos!