Fiesta de la Santa Familia, Navidad 2015

“Nazareth es la escuela en la que comienza a comprenderse la vida de Jesús:  es la escuela del Evangelio” (Beato Pablo VI – Alocución en Nazareth)


Sagrada Familia en la sala capitular, obra de Salcillo
    “La oración que yo tenía en este tiempo era pensar en la vida que tenía la Virgen santísima con su esposo y padre mío san José. Esta consideración me daba aliento para saber vivir con mucha conformidad en mi estado. Ya se ve eran sin comparación los tres que vivían en aquella casita de Nazareth, que era mi dulce Jesús y su santísima Madre, con mi padre san José; pero el considerar la prontitud de mi divina Reina en servir a su amado esposo, me daba mucho aliento para servir al mío en todo lo que fuese lícito”.

           Con estas palabras de M. Mª Antonia, apenas recién celebrada la fiesta de la Sagrada Familia, abrimos nuestra portada de esta Navidad 2015. Las ilustraciones de este escueto estudio harán referencia a diferentes decorados e imágenes con las que hemos adornado y embellecido el monasterio en estos días de alegría.

      Estamos, pues, reiterando nuestras visitas al Portalico de Belén, y sentimos que la Madre Mª Antonia nos pediría que este año, en el marco de los dos Sínodos tan importantes sobre la institución de la Familia, dediquemos esta página navideña de nuestro Blog  precisamente como un homenaje a La Familia. A todos los miembros de nuestras familias va dedicada esta página, en la que podremos sorprender a nuestra Madre Mª Antonia insertada de lleno en “su familia”, la que Dios le dio en su Providencia amorosa, y a la que ella quiso y estimó con el respeto y la profundidad que la caracterizaron siempre. Como no podemos hacer un estudio exhaustivo del tema, hemos pensado desarrollar muy brevemente la relación que personalmente la unía a cada miembro de su propia familia: sus padres, su marido, sus hijos…, y finalmente “sus hijas” carmelitas, para quienes supo guardar también un corazón de Madre y unos consejos magistrales poco antes de fallecer.
        Relación con su madre, doña María Do Campo y Andrade. 
Apenas casada y con sus dos hijos, nos comenta:
         “Como su merced me iba a ver los más de los días, que vivía tan cerca de mi casa como cosa de veinte pasos, poco más o menos, no le costaba mucho trabajo el ir a verme cuándo y cómo gustaba; y lo más iba por ver a la nieta, que era el encanto de sus cariños y su hermanico; con que yo, aunque me escondiera de todas las criaturas, de mi madre no podía ser. Ésta era de natural compasivo y aunque yo no le decía claro mis trabajos, lo uno porque me parecía imposible de curarlos con remedios humanos, y lo otro, aunque me quisiera explicar con su merced como a madre mía, a la que siempre la amé mucho, porque después de ser madre, para mí lo fue en sus obras con extremo, que siempre me asistía con cuidado en todo lo que había menester; éste es término mío, quiero decir que si tenía necesidad de algunas cosas me las daba; porque como mis enfermedades eran continuas, muchas cosas eran necesarias, que no alcanzaba lo que yo tenía; y así mi buena madre me socorría, aunque ya me había dado estado”.
Relación con su padre, don Manuel Pereira.
         Lo que más parece impresionar a Mª Antonia de su padre es la despedida que tuvo con ella a solas pocos días antes de morir:
          Como he quedado tan niña sin padre pues fue Dios servido de llevársele de esta vida de edad, poco más o menos, de treinta años, no podré decir nada de la vida de su merced; y cuando murió, tendría yo nueve años […] Y como estaba este convento cerca de la casa de mis padres, yo le fui a ver a su merced; y vino un religioso a la portería, pariente nuestro, y díjele que quería ver a mi padre; y me dijo que estaba malo. Yo le respondí: Esté como estuviere, yo no me voy sin verle. Diole el recado el religioso, y como no había todavía caído en la cama, vino mi padre. Yo, luego que le vi, le besé la mano, le miré a la cara, y como le viese un poco triste y de muy mal color, le pregunté qué tenía. Me dijo con mucho amor, el que nunca había experimentado en su merced hasta entonces: Hija mía, el Señor de los cielos sea vuestro Padre y os ampare, como a huérfanos que quedáis. No me dijo otra cosa, que me acuerde. Se despidió de mí echándome su bendición. No le he visto más. Y en siete días de enfermedad de dolor de costado, le sacó el Señor de esta vida”.
                                Relación con sus hermanos, Mateo y Lucas
    Sabemos que estos dos hermanos estudiaron juntos en la escuela de Cuntis y en la de Bayona. Lucas falleció en Darbo (Galicia), y Mateo en América:
         "Luego, después de su muerte, murió un hermano mío, el menor de todos, de sólo tres años; y quedó mi madre viuda con tres hijos, siendo yo la primera que nací; los otros dos fueron varones; yo muy mala hembra y la más ruin de todos mis hermanos [...]. Como yo era la mayor de mis tres hermanos, todos los enredos que ellos hacían como muchachos, dentro de casa como en la huerta, echando a perder la fruta, ellos se disculpaban a mi padre conmigo”.

Relación con su marido, Juan Antonio Valverde.
        “[…] Entre éstos habla a mi madre el padre del hermano fray Juan Antonio de San Joaquín; en la religión se llama así, en el siglo, Valverde de apellido. Como vio mi madre que era hijo de padres honrados y que estaba muy cristianamente criado […], le pareció que yo me inclinaría a éste. Y así fueron disponiendo la boda. Éste, como no le había hablado antes, no sabía su modo cómo era, ni pude conocer antes su genio y condición. Y como esto no es fácil de conocer de vista, sino con la experiencia y con el trato, le admití con alguna zozobra, pensando entre mí: ¿Qué tal será éste, con quien voy a parar para toda la vida? Si no sales como yo deseo, larga la tenemos”.
Donación de principios del siglo XIX
        “Y muchas veces, aunque sintiese yo otra cosa, iba con él y condescendía con él, porque la paz entre los casados es apreciable y por tenerla yo con él me sepultara debajo de la tierra. Y cuando algún día estaba de mejor humor, le manifestaba yo el gozo que tenía en verle tan sereno y sin barahúndas de pensamientos melancólicos. Un día le dije: -Juan Antonio, qué gusto tuviera yo si Dios te hiciera un san Juan. Él me respondió con un poco de serio: Mujer, déjame, que no lo puedo ser, que ya hay san Juan. Algunas veces solía reírse mucho con mis dichos, atontados como eran, si no era cuando le solía venir el tropel de pensamientos de agencias, que entonces, no estaba Juan para gracias”.
Relación con su hijo Sebastián. 
             Durante su infancia, y después como dominico:
      “El chico tendría cuatro años y medio de edad cuando se fue esta última vez su padre; y, luego que se fue lo puse a la escuela para que se le enseñara a leer; y el se aplicó tanto, que hacía ventajas a todos sus compañeros. Algunas travesuras tenía, como niño; pero no eran cosa que llegase a darme pesadumbre, porque sus enredos entonces, no eran de hacer mal a los otros chicos, que era lo que me podía dar pena”.
Detalle que expresa la dulzura del Niño
      “Al chico lo tenía mi confesor pasado, como he dicho, porque como era muchacho estaría mejor sujeto de mi confesor que de su madre; y por dejarme su merced más desembarazada me lo pidió con el fin de enseñarle a leer bien y escribir. Este niño le agradaba mucho a mi confesor, porque tenía dócil natural, aunque después se maleó un poco, y decía mi confesor que estaba en bellísima edad para hacer de él cuanto se quisiera. Y así desde luego lo puso en ejercicios espirituales, enseñándole a tener su oración mental y ejercitándole en otras virtudes. Y esto lo hacía el santo señor con sumo consuelo suyo y lo miraba como cosa propia; con que de esta manera yo descuidaba del chico, en cuanto a su enseñanza, que al tiempo tendría poco menos de siete años de edad”.

      Pues, después que fue creciendo mi dominico y criándose con la santa leche con que crían aquellos reverendísimos padres y muy señores míos a los novicios de aquel santo noviciado, me escribió una carta, diciéndome que Dios le daba impulso de ir, con otros de la dicha orden, a convertir infieles a las Filipinas, creo; y que así ya estaba puesto en la lista como los demás, que yo no sé si fueron por orden del rey. Que me había dado el Señor un olvido de mis hijos, que no procuré inquirir el modo ni cómo el caso fue; sólo supe por su carta lo que él me dijo, que era que no podía menos de seguir la luz del Espíritu Santo que lo impelía a salir con los demás nombrados, discurro por la misma religión, y que quería ir a padecer martirio para que, en breve, pudiera ganar el cielo; que quería ir a predicar a los infieles el evangelio; que yo le echase mi bendición; que no podía resistir al Espíritu Santo; que estaba de partida para ir con los compañeros a embarcarse a Cádiz o al Puerto de Santa María; que no podía venir en persona a tomar mi bendición; que tuviese yo por bien su determinación: “¡Y  A-Dios, A-Dios, madre mía, hasta la eternidad!”

¡"El Pastorcico" de la Portería!
    Hasta aquí su contenido; y no sé qué más cosas me dijo en la tal carta, la que yo leí con bastante fortaleza, aunque me enternecí algo en ver cómo Dios obraba en años tan tiernos, pues no tenía todavía edad para poder cantar misa. Pero alabé mucho a nuestro Señor por haberle dado tan grande determinación y ánimo. Yo le respondí; pero creo que ya mi respuesta le cogió en Cádiz, digo ésta postrera, porque le había escrito algunas veces a Salamanca antes de que él tomase el dicho rumbo. Y éste ha sido el paradero de mi dominico, que después de religioso, no tuve el consuelo de verle con el santo hábito ‑que no dejaba a veces de apetecerlo en medio de mi olvido‑ y también deseaban las mis madres que la primera misa que dijera, fuera en donde estaba su madre; pero ni uno ni otro se logró”. 
Relación con su hija Leonor:
Durante su infancia y con motivo de su Profesión religiosa:
¡Speculum Justitiae et Mater Misericordiae!

   
 “A esto se juntó el embarazo de una niña, que padecí lo que no es creíble en traerla en mis entrañas, aunque procuraba disimular con Juan Antonio mis males cuanto era posible por no darle motivo de afligirse; yo como no tenía facultad para sostener el peso de la criatura, siempre apetecía estar echada. Todos esperaban lo contrario de lo que Dios quiso, que fue darme aquella niña, la que sin milagro del Señor no pudiera nacer”. 
              “Ya me quedé sola con mis niños por criar y enferma. Y a esto se juntaba el criar la niña a mis pechos, que aunque no me faltara para darla a criar, era tanta la pasión de mi madre, que decía no la había de dar otra leche que yo; y verdaderamente era contra mi salud […]. Con esta ocasión me quitó la niña; porque su abuela, como la quería tanto, la fue manteniendo con chocolate y otros alimentos delicados; esto era en su casa, que no estaba mi madre conmigo y sólo me llevaba sus merced los niños para darles de comer; que fuera de estas horas siempre yo los tenía en mi casa”.
  Mª Antonia nos comenta con enorme emoción y  encanto la Profesión de su hija:
        “[…] Se fueron a Loeches a celebrar la Profesión de mi hija: la que me había dado el Señor tan linda, que no la veía persona alguna de las que allí concurrían, que no viniese diciendo mil alabanzas de la tal monjita. Una señora que fue de propósito a verla desde Alcalá, vino tan prendada de ella que decía mil locuras; y así del gozo que tuvo en verla, fue extendiendo la voz de modo que toda la gente quería y se empeñaba para que las religiosas se la sacaran al locutorio. En fin, todas eran disposiciones de nuestro Señor porque quería honrar a aquella pobrecita que quedó tan niña sin el amparo de sus padres, estando vivos y muertos para su socorro y asistencia. Sacrificio que creo fue muy agradable a los ojos del que nos ha dado tanto valor para ello, pues se conoció por los efectos; que, aunque fuéramos sus padres muy acomodados, no les pudiéramos dar mejor estado que el que el Altísimo les dio”.

   Finalmente, he aquí su  instinto maternal en la doble vertiente para con sus dos hijos, y para con sus hijas carmelitas:

“[…] Ése fue, hijas mías, el que me hizo olvidar a mis propios hijos, siendo tan tiernos todavía, y el estado que tuve en el siglo, por vosotras; que el mismo Señor os me puso en mi mente, antes que naciérades; y así sois hijas de la providencia divina y también de muchos trabajos”.




Desde aquí, a todos, y de todo corazón:
¡Venturoso Año Nuevo de 2016,
y feliz día de la Maternidad de Santa María, Virgen!

¡Ya la tenemos con nosotros!: Todo un recibimiento...

“¡Virgen Dulcísima, / Madre de Dios, /
 Tú eres el júbilo / del pecador!”

       Con estas palabras del canto popular a María queremos expresar toda la alegría y el júbilo que ha despertado en el corazón de innumerables personas la Visita Oficial de la Imagen Peregrina de Nuestra Señora del Rosario de Fátima, visita que ha sido meticulosamente preparada y organizada por el Apostolado Mundial de la Virgen de Fátima, concretada en la persona de un extraordinario y fidelísimo hijo de María, don Emilio Rodríguez, su impulsor.
      La convocatoria lanzada a todos los santiagueses y demás alrededores -¡es amplia la circunscripción de nuestra Diócesis compostelana!- ha tenido una resonancia que sólo esta Buena Madre en su advocación tan especial y universal de la ciudad portuguesa de Fátima puede hacer explicable. Se le quiso preparar un comienzo solemne, pues ¿qué otra cosa se merece tal Amiga, Madre y Compañera celestial? Para su Entrada solemne en la Diócesis de Santiago se escogíó como lugar de acogida nuestro humilde Carmelo, en parte explicable por la vinculación que nuestra Orden tiene con Nuestra Señora por haber sido escogida por la última de las “pastorinhas”, Lucía, para transcurrir los largos años finales de su vida de consagrada. Vamos a tratar de ser concisas en esta crónica, para dejar lugar también a algunas imágenes que siempre contribuyen a suscitar, mejor que las palabras, los sentimientos de empatía hacia los asistentes que ellas hacen reflorecer con su expresividad discreta y variada…
   
       Lo más destacable e importante, a nuestro parecer, ha sido la seriedad y al mismo tiempo la sincera alegría que reinaba en el ambiente, el día 1 de Octubre, que fue el señalado para dar principio a esta Visita larga, de un mes de duración, que va calentando los corazones, las calles y las parroquias de Compostela, convirtiéndolas en hogares de María, Casitas de la Virgen, donde se está a gusto, donde se descansa de tantas inquietudes y preocupaciones que todos llevamos en el corazón…
Imagen venerada en el convento,
 colocada para celebrar su Tríduo.
Imagen de marmolina que se animó
para sonreír a la pequeña Teresa.
   La coincidencia de que ese jueves se celebrara en toda la Iglesia universal la Fiesta de una sencilla y humilde Carmelita maravillosa, la joven “Doctora”, Santa Teresa de Lisieux, se convirtió en una Providencia cargada de significado, que hacía estrecha relación con el mensaje y los contenidos del Misterio de Fátima, tan acordes con el carisma carmelitano y mariano de nuestra Orden. De este modo, Santa Teresita se convirtió, ¡sin proponérselo siquiera ella, tan humilde!, en la mejor recepcionista de Nuestra Señora, cosa que debió complacer mucho a la Virgen, pues es sabido que en su infancia, la Santita de Lisieux fue curada de una penosa enfermedad por la “encantadora sonrisa de la Virgen María”, allá en un 13 de Mayo…





         El día amaneció radiante
, con una luz otoñal poco habitual en estas latitudes gallegas, que hacía precioso y sereno el ambiente. Con una puntualidad esmerada, fueron reuniéndose en nuestro atrio exterior verdaderas aglomeraciones de personas, muchas de ellas con misiones concretas, pues se invitó a todas las Cofradías y Hermandades de la ciudad a comparecer con sus Estandartes de gala,
Estandarte de los diferentes
 trajes epocales gallegos.
Estandarte bordado a mano
que preside nuestra Procesión del Carmen.
 cosa que embelleció muchísimo el Acto inicial. Por su parte, la Cofradía de la Vera Cruz, participó con un grupo de gaiteiros que se encargaron de transmitir con sus melodías suaves y dulces, tan propias de la gaita, sentimientos de amor y cariño hacia la Madre que avanzaba ya, llevada en anda cubierta de flores blancas, por el trayecto establecido: desde el interior de la clausura, atravesando el atrio, enfilando seguidamente por el portalón de entrada de nuestra Iglesia y el pasillo central de la misma, a la que acompañaban un pequeño grupo de mujeres vestidas con trajes regionales gallegos de mucha antigüedad. Los portadores del anda, visiblemente contentos daban la impresión de ser más bien ellos los llevados por la Virgen, pues se les veía ligeramente recostados sobre la imagen que portaban, y verdaderamente, se les notaba que iban rezando, e invitaban a hacer lo mismo…

Dulce peso... ¡Llévanos Contigo!
¡Tan bella estampa:atrás queda
la Puerta de clausura!


























       Nuestro Señor arzobispo, don Julián, por supuesto que estaba esperando en la entrada de la Iglesia a Nuestra Señora, para recibirla y poner a sus pies de Madre todas las ingentes intenciones de sus hijos diocesanos. Emocionó verle entrar a la cabeza, junto con los Estandartes, y bastantes sacerdotes más que querían “rendir pleitesía” a la Señora del Lugar. En el interior de la Iglesia, la Comunidad ya estaba entonando con potentes voces el Ave María de Fátima, que era coreado por el resto de los presentes. ¡Qué nuevas se hacen siempre estas letrillas en cuartetos, es una música que nunca cansa, verdaderamente, llevan el sabor de lo sencillo, que suele acompañar a la Virgen y que es lo más duradero…!
Se aprecia la colocación de las dos imágenes
-Teresa y María-  honradas en la celebración
.
  Seguidamente, ya dio comienzo la Eucaristía. El señor arzobispo expresó el deseo de celebrar no la misa Votiva sobre la Virgen, sino la que correspondía a la Fiesta de la Santa de Lisieux, cosa que cobraba un gran sentido, pues como la misma Santita llegó a decir de la Virgen María: “¡Qué extraño, una Madre que quisiera eclipsar la gloria de sus hijos!” Y durante toda la celebración, por cierto, abarrotada de gente, como en los días de la Romería del Carmen, pudimos respirar entremezcladas y unificadas entre Teresita y la Virgen María, esa “sabiduría”, esa “ciencia del Amor” que fueron la razón de ser de la vida de ambas. El tiempo se hizo corto, cuando don Julián daba por concluido todo con la solemne bendición que traía aromas especiales de Bondad, Ternura y Amabilidad maternales.

¡En Guardia de Honor para la Señora!

     El día 2, como continuación de lo iniciado la tarde precedente, tuvimos en Compañía de la Imagen nuevos actos de adoración y de plegaria. Fueron dirigidos por don José-Daniel Pérez Espasandín, uno de los sacerdotes más jóvenes de la Diócesis, y muy cercano a nuestro Carmelo ya desde sus primeros años de seminarista. Él fue desgranando el rezo del Rosario, enunciando los misterios con letrillas del Ave y concluyendo con una consagración comunitaria muy bella a María.
         Ahora Nuestra Señora está siguiendo su itinerario por hospitales, conventos, Asilos, parroquias y… ¡cárceles! Nada de extrañar, pues el capellán de una de las de más relevancia, en Coruña, ha pedido dos días de prolongación de la Visita, en atención a esos hermanos necesitados que sabrán homenajear mejor que nadie y quizás con una limpieza de corazón envidiable a la que viene a darles confianza, seguridad y apoyo.


 ¡Que Santa María de Fátima haga por nosotros “prodigios de misericordia”! Amén.





El IV Congreso de Cuntis, ¡una desbordante convocatoria familiar!


       A dos días de distancia del evento que se acaba de vivir en Cuntis, la tierra natal del nuestra Madre Mª Antonia, con la celebración del IV Congreso dedicado enteramente a ella, nos ha parecido que nadie podría comunicarnos su desarrollo y contenido mejor que don Antonio Pena Abal, al que con toda verdad y agradecimiento podemos considerar padre e impulsor de estos Congresos que, con una entrega y dedicación imponderables, ha sabido mantener y organizar durante cuatro años consecutivos, siendo alcalde de Cuntis al principio, y ahora desde sus innatas capacidades intelectuales y religiosas que sigue poniendo al servicio incondicional de su paisana y homónima, Mª Antonia de Jesús.
Grupo de asistentes en la ofrenda floral
  Son tan emocionantes sus palabras, contienen una carga tan desinteresada de amor y veneración por “a Monxiña do Penedo”, que no podríamos “guardarlas bajo el celemín”, sino que hemos pensado “ponerlas sobre el candelero” de nuestro Blog, para que todos puedan gozarse y alabar a nuestro Señor, porque “¡ha estado grande con  nosotros, y estamos alegres!” He aquí la relación de nuestro apreciado cronista:

Cuatro de los Ponentes que destacaron
aspectos muy interesantes sobre M. Mª Antonia
      Alrededor de cien personas se dieron cita nuevamente en la casa de Cultura de Cuntis por cuarto año consecutivo para asistir al Congreso que la parroquia de santa María de los Baños de Cuntis junto con el que esto suscribe celebramos ayer para honrar y divulgar la figura de María Antonia de Jesús. El Congreso dio comienzo a las diez y media de la mañana con la intervención del señor cura párroco, don Juan Carlos Martínez Mariño que agradeció vivamente la presencia de todos los asistentes, muchos de ellos naturales de Cuntis y paisanos por tanto de María Antonia de Jesús, y muchos otros llegados de distintos puntos como Santiago, Pontevedra, Pontecesures, etc… 
   A continuación tomó la palabra doña Milagros Bará Viñas, columnista del Diario de Pontevedra y del periódico digital Pontevedra viva que hizo una reseña biográfica de la Madre Fundadora del Carmelo de Santiago. Cabe destacar que la mencionada periodista conoció a la Madre el pasado mes de mayo cuando se realizó la inauguración del Monumento a la Monxa do Penedo en Cuntis y que desde entonces profundizó en su conocimiento ayudando a divulgar su obra con cuatro reportajes en la contraportada del mencionado Diario
Aspecto desde atrás de la sala
donde reina la atención serena.
    Mas tarde fue Pilar Pena Búa, natural de Cuntis y Doctora en Fiosofía y Teología por la Universidad de Salamanca en donde imparte su labor docente e investigadora, la que encandiló al público con una soberbia ponencia sobre las similitudes entre santa Teresa de Ávila y Mª Antonia de Jesús. Luego de la pausa para el café, fue don José Fuentes Alende, ex secretario del Museo de Pontevedra y natural también de Cuntis quien hizo un soberbio relatorio sobre la religiosidad en Galicia en el siglo XVIII, siglo en el que le tocó vivir a nuestra más ilustre vecina. Finalmente el publico pudo escuchar la maravillosa ponencia elaborada por Marta González Vázquez, doctora en Historia por la Universidad de Santiago de Compostela versada sobre la historia del monacato femenino en Galicia. Con un vídeo sobre el proceso de elaboración del Monumento a la Madre elaborado por el propio escultor Manuel Vilaverde y con una ofrenda floral ante el Monumento a María Antonia de Jesús, se dio por concluido el Acto, deseando por parte de todos los asistentes que se produzcan grandes avances en el proceso de beatificación.  
Aspecto de la sala, en un momento de amenidad       
    Lo que más cabe resaltar es que a pesar de todas las adversidades, cada año aumenta el número de adeptos a la causa de A Monxiña do Penedo, algo por lo que me siento realmente satisfecho y orgulloso.
         Muchas gracias a Ustedes. Por todo.

      Hasta aquí don Antonio. ¡Muchas felicidades por los resultados que ha dado tanto empeño y cariño suyo hacia nuestra fundadora! Que ella se lo pague "a lo grande", y vaya consolidando esta noble iniciativa “ad multos annos”…


                                       
                                     ¡Gracias de corazón!


¡Continuamos celebrando los Congresos sobre Madre Mª Antonia en Cuntis!

    Con alegría manifiesta y visible satisfacción, podemos comunicar a todos nuestros buenos amigos y devotos de M. Mª Antonia que -gracias al empeño y al amor de muchos cuntienses- se ha hecho posible, una vez más, la iniciativa de un  nuevo Congreso en este año -el IV-, dedicado a la relevante figura de esta hija insigne, que nos honra no sólo a los gallegos, porque "a Monxiña do Penedo" é... "¡a Monxiña de todos"! He aquí el programa completo de los Actos a los que -con fascinación y entusiasmo-, les invitamos  a participar muy activamente. Tenemos la seguridad de  que este IV Congreso será una nueva "fiesta a lo grande", "fiesta a lo divino", que es lo que Mª Antonia suscitaba siempre a su paso.
                              ¡No dejen de acudir a la cita!


6 de Octubre de 2015: ¡aniversario de su nacimiento!

Talla de la Santa Madre, pertenencia del
 monasterio, expuesta  en la Catedral
.
Santa Teresa de Jesús y Madre María Antonia de Jesús

Cuadro al óleo 
de Madre Mª Antonia  de Jesús
     Acabamos de iniciar el mes de octubre, mes que en este Blog este año tendrá resonancias muy especiales, por estar todo él dedicado no sólo a nuestra SdD., sino también a nuestra Santa Madre Teresa de Jesús, promotora e iniciadora de toda la Reforma del Carmelo Descalzo. Y en el marco del V Centenario de su Nacimiento, nos parece de total necesidad y conveniencia dedicarles a las dos un homenaje común, con este sucinto estudio comparativo, que pretende mostrarnos a M. Mª Antonia como a una excelsa hija que ha tenido la misión de revitalizar en tierras gallegas no sólo la obra fundacional de la Santa avilesa, sino incluso el itinerario espiritual en un mismo grado de experiencia mística que las convierte a las dos en maestras de espíritu e Ideal de vida a seguir por todos nosotros. 

      Entre los santos existen afinidades misteriosas; como si el Señor se complaciese en unirlos. En la orden del Carmen tenemos el ejemplo de Teresa de Jesús y Juan de la Cruz, almas gemelas, que desde la diversidad de su experiencia personal se unieron en su trabajo y doctrina. Estas afinidades siguen caminos misteriosos: la Comunión de los santos, la comunicación con los bienaventurados. Este es el caso de Madre María Antonia de Jesús y santa Teresa de Jesús.

Desde la pequeña ventana de una celda,
¡infinitos raudales de nuevos horizontes!
      La cultura religiosa de Madre María Antonia era muy limitada en su juventud. No sabía nada de santa Teresa, sólo que era una santa de la Iglesia de Dios, pero “desde muy niña le rezaba cada día” (Autobiografía, T. I, P. I, f. 186), y sentía hacia ella una inclinación particular. Cuando, rodeada de sus discípulas, Madre María Antonia comenzó a pensar en la fundación que le había propuesto realizar el Señor, una noche, en sueños vio una comunidad que era una religión muy perfecta y de mucha gloria de Dios (Ibíd.), pero no sabía a qué Orden pertenecía. Con su intuición, le dieron deseos de saber si sería la Orden de santa Teresa, pero no tenía medio alguno para averiguarlo. En aquellos días le regalaron a su confesor un libro que contenía la Vida y el Camino de Perfección de santa Teresa, y se lo dio a María Antonia. Los horizontes que se abrieron a su alma fueron inmensos. No sólo reconoció allí la Orden que había visto en sueños, sino que encontró en las experiencias de oración que narra santa Teresa en su Vida un reflejo de su propia vida de oración.

           María Antonia vivió siendo seglar todos los grados de la vida mística, hasta los más elevados: Desposorio y Matrimonio espiritual. Estas experiencias tan íntimas eran totalmente nuevas para ella, y, a pesar de la seguridad que infunden, la tenía sorprendida. No conocía aún el Castillo Interior de santa Teresa. Cuando lo conoció su gozo fue muy grande:

       “Lo que puedo decir con toda verdad es que sentí en mi alma la sustancia y los efectos de aquello mismo que dice mi Santa Madre en las dos últimas moradas [...] Yo desde que vi lo que dice mi Santa Madre en las dos moradas dichas, parecía estaba leyendo todo lo que pasó por mí [...] descansar en aquel cielo empíreo que dice mi seráfica Madre, con aquel estilo tan inteligible [...] que su decir y modo de explicarse en estas cosas me tiene encantada, especialmente en aquellas dos últimas moradas suyas” (Autobiografía, ff. 323v-325).
         
Primera página del "Edificio Espiritual",
obra maestra de M. Mª Antonia.
    La compenetración con santa Teresa a que llegó Madre María Antonia a lo largo de su vida religiosa sería larga y prolija de señalar. Puede percibirse en la lectura del Edificio Espiritual, que es un trasunto interior, propio del siglo XVIII, del Camino y Castillo Interior que santa Teresa escribió en el siglo XVI. La hija asimiló la doctrina y contrastó su experiencia con la de su Santa Madre, y la expresó con originalidad, reflejo de su intensa vivencia personal. 
  Ambas, para tratar de oración antes de abismarse en la inmensidad de Dios comienzan asentando el edificio sólidamente. Santa Teresa dice: "Antes que diga de lo interior, que es la oración, diré algunas cosas que son necesarias tener las que pretenden tener oración" (Camino, 5, 3), y pasa a tratar de las virtudes. 
   Madre María Antonia antes de tratar de la oración, comparando el alma a un jardín señala que "sin las flores de las virtudes de poco nos puede servir tener tantas horas de oración, porque si ha de servirnos la oración para sacar el riego, que son los efectos de ejercitarnos en las virtudes no teniéndolas todavía [...] plantadas en su voluntad [...] no la podrá aprovechar el riego de su oración". (Edificio Espiritual, f. 203). 

          Esta similitud entre Teresa de Jesús y Madre María Antonia, que se refleja perfectamente en los escritos de la SdD., también fue percibida por quienes le trataron muy de cerca. Tenemos el testimonio de don José Ventura de Castro, que fue testigo como director espiritual de Madre María Antonia de Jesús. En su declaración (Tuy, julio, 1761) nos dice que yendo un día a Tuy y hablando con el canónigo magistral de su catedral, éste le dio un libro que contenía la Vida de santa Teresa escrita por ella misma y el Camino de Perfección, obra también de la Santa. Don José de Castro "le suplicó le prestase el dicho libro para tenerlo por algún tiempo, y se quedó admirado cuando leyendo en él vio que era la Vida de la Santa escrita por ella misma, en que trata de muchas cosas semejantes a las que pasaban actualmente por la dicha Madre María Antonia, así en orden a su aprovechamiento espiritual como al de la fundación. Y se le aumentó la admiración cuando en llegando a Bayona le comunicó la Madre lo que le había pasado en la oración" (f. 45).

Espacio orante en el interior del Carmelo:
 "Teniendo a Dios, todo se puede".

       Desde este "rincón orante", este Carmelo de Santiago de Compostela felicita hoy a todos los amantes de nuestra Orden, de nuestra espiritualidad…, y todos juntos felicitamos a la Madre Mª Antonia por su aniversario de nacimiento:

¡Dichoso el día en que Dios te trajo a nuestro mundo,
Madre  María Antonia de Jesús!



Solemnidad y Romería del Carmen - 2015


                       “El barco del Carmelo reza y canta al hacerse a la mar de un nuevo día 
                           y en su mástil, por vela, se levanta ¡el santo Escapulario de María!”


Detalle de la Virgen procesional, cuyas diferentes tomas
irán acompañando nuestra crónica.
       Son estas letrillas el inicio del Himno litúrgico con que comenzamos el solemne rezo del amanecer del día del Carmen. Este año, con la misma sorprendente realidad de los anteriores, una verdadera avalancha de hijos e hijas de la Virgen ha venido a conmocionar por completo el recinto de nuestro Carmelo compostelano, convertido, sin exageración alguna, en uno de los más concurridos santuarios marianos de toda la Galicia del interior.

   Bien se nota que la intuición de Madre María Antonia, su fervorosísima y apasionada devoción hacia nuestra Madre Santísima del Carmen, ha arraigado desde aquella primera romería en el año 1748, en que ella la nombró titular de este convento –con no pocas dificultades en su contra-, asumiendo el sentir de todos los gallegos que encuentran en la advocación de nuestra Patrona su verdadero descanso espiritual.

      Nos gustaría compartir en esta ocasión con nuestros buenos amigos del Blog, lo que hemos vivido, “visto y oído”, honrando a nuestra Madre y viéndola ser honrada por personas extraordinarias, que la han acompañado, primero, madrugando los diez días de la Novena y de la Fiesta, y finalmente, asistiendo durante todo el día 16 a los diferentes actos, que culminaron con la Procesión del anda portadora de la imagen que celosamente guardamos en el monasterio el resto del año.
 
       En el marco singular del V Centenario del nacimiento de Santa Teresa, el padre carmelita que nos ha guiado durante toda la “singladura eucarísitica” de estos días, ha llegado –no sin un gesto de la providencia- de otra ciudad mariana, muy querida de todos los santiagueses: Zaragoza, donde el Santo Apóstol tuvo el encuentro con la Virgen del Pilar. El Padre Pedro de MENA, con su gran amor a la Virgen, que le nace de su pertenencia total, reflejada en el hábito que viste como verdadero hijo y hermano, nos ha conseguido iluminar y acercar más a esta Reina Soberana; ha querido entrelazar en sus homilías un diálogo –como expresó el primer día- entre Teresa de Jesús y María, y lo ha conseguido, pues la raigambre mariana en la Fundadora de los Descalzos del Monte Carmelo, discurre por toda su vida y sus escritos.
 

Gente en camino con María: "nada temo, porque Tú vas conmigo".
Emocionante también ha sido la impetuosa riada de romeros y romeras de todos los contornos –¡y no sólo contornos cercanos: de Suecia, de Latinoamérica, de Francia, de mil lugares europeos y lejanos han estado aquí!-, que han querido sumarse a las Misas del día. Por no alargarnos, mencionamos lo más destacado de ellas. Agradecimiento a los dos sacerdotes diocesanos que se encargaban de las Misas de la mañana, llenitas de gente, quizás más que otros años, al igual que en el rosario de la tarde. Agradecimiento a la Misa mañanera de nuestro entrañable señor arzobispo, don Julián, que jamás falta a la cita, que logró tocar el corazón de los fieles, diciéndonos que nuestra “orfandad espiritual” ya ha sido vencida, porque tenemos un Padre, Dios, y una Madre, María... La Eucaristía de las 12 del mediodía, solemnemente concelebrada por varios sacerdotes unidos a nuestra comunidad, y cantada con entusiasmo y fervor “a tope” por el modesto coro de la comunidad, que despliega para este día sus más hermosos cantos polifónicos dedicados a la “Divina Reina”, como la llamaba la Madre Mª Antonia…


"Por Ti serán bendecidos todos los pueblos"
Cruz Procesional abriendo la marcha.














 Por fin, los cultos de la tarde, de una tarde abrasada de calor –¡en Galicia hay tantos contrastes climáticos…!-, con cientos de personas, de niños, de gente anciana, de chicas jovencitas que despertaban, sin duda, la mirada amorosa de María, colocada en un lateral de la Iglesia, con su arco de flores y su vestido de “Reina y Hermosura del Carmelo”, culminaban con la animada y festiva Procesión. Los encargados de prepararla todos los años bien se merecen aquí un cálido recuerdo. Había que verlos agachados, casi a ras del suelo, llevando a pulso el Anda en el momento de la salida de la Iglesia, que por tener el portón no muy elevado, obliga a bajar la imagen como decimos, casi al nivel del suelo. Yo creo que, cuando han conseguido sacarla fuera y elevarla de nuevo, para empezar la marcha procesional ya por las calles, a la gente le encantaría no tener que reprimir un solemne aplauso por la maestría y el amor con que estos portadores logran superar este “escollo”. ¡La Virgen Carmelita se lo sabrá recompensar, en el tiempo y en la eternidad!

Desde la balconada con tapices,
¡muchas flores a María!
              Acompañaban a Nuestra Señora, como decíamos, avalanchas de hijos e hijas, que tras la procesión, a pesar del calor y el cansancio, no se querían perder la mejor despedida de María hasta el año próximo: la celebración de una Eucaristía conclusiva, que también fue profundamente vivida y celebrada por el padre Pedro. ¡Qué emocionados todos! ¡Cuántos vítores y -ahora sí-, aplausos se llevó Nuestra Señora! Es una experiencia espiritual que nunca cansa; al contrario, yo creo que cada año la gente necesita más liberarse de los temores y “frenos tímidos”,  para expresar y mostrar esta fe tan grande que todos llevamos grabada a fuego, y que cuando la sacamos valiente y alegremente al exterior, nos damos cuenta de que hemos tocado la felicidad verdadera.
   
          Como todas las jornadas de cielo, esta fiesta también se ha acabado. Al finalizar la última Misa, los encargados, ya sin apenas gente, avanzan procesionalmente por el pasillo central de la Iglesita con la Señora, para introducirla de nuevo en la clausura. Aquí regresa con Su Corazón Inmaculado, cargado de súplicas, de dolores, de esperanzas y de amores que ha ido recogiendo por las calles…            Pero lo mejor de todo es pensar en esa confianza admirable que la gente conserva en su alma, de que Su Madre del Carmen guardará en su Relicario todo lo que le han dejado, y ahora es el momento de “seguir la ruta”, navegar por los mares de nuestra vidas, a veces rutas de navegación encrespadas, duras, pero bañadas siempre por el Consuelo de María, seguros de que no nos dejará solos en el momento del mayor peligro…

¡Gracias, María! 
¡Dios te Salve, Reina y Madre de Misericordia, Dios te Salve! Amén.

                       ¡Siguen los ecos de tan grata fiesta!... 

     Queremos seguir gozando, queridos amigos de la Sierva de Dios,  y compartir este gozo con todos los que estáis visitando nuestro modesto Blog, acerca de los ecos de la efemérides que acabamos de vivir en Cuntis y que todavía nos vienen a comentar tantas personas que allí han participado de la fiesta-homenaje hacia Madre María Antonia. D. Antonio Pena Abal se siente impresionado por la multitud de gente que acudió al Acto, y contemplando emocionado a todo el conjunto de personas y de personalidades que rodeaban con calor la pieza escultórica, nos dice: “Les adelanto alguna foto para que vean la gran admiración de los cuntienses por su vecina más ilustre”.

      Esta satisfacción emocionada del que hasta ahora ha sido alcalde ejemplar del Concello nos trae a la mente un sentimiento parecido que brotaba del corazón de la misma María Antonia hacia sus queridísimos paisanos o vecinos, al concluir una de sus obras magistrales, el Edificio Espiritual:

       “Que os ruego, como lo hacemos desde que nuestra santa madre  nos fundó, que llevéis adelante el pedir a Dios […], por el pueblo dónde estáis; que después de ser vuestra obligación por los beneficios que recibís de él y porque la caridad de Dios os obliga a rogarle por los prójimos, yo, hijas mías, os lo encargo mucho: que por Dios no os olvidéis jamás de este mi encargo; porque creo que nace del mismo Señor este deseo.

   Porque gusta mucho de que sus esposas, que están en estos jardines encerradas, gozando de esta santa quietud y retiro, que se acuerden de las necesidades de los vecinos y moradores del mismo pueblo que nos sustentan y mantienen en lo corporal con sus limosnas y buenas obras. Y así quiere nuestro Señor que les correspondan sus esposas en acudirles en las espirituales suyas con la continuación de las santas oraciones. 
      Además, que para rogar por todos los del siglo, también dispuso la divina providencia que se fundasen estos santos monasterios y Religiones en los pueblos; para que, de más cerca, se conozcan muchos trabajos y necesidades espirituales; como también sus quiebras en lo temporal que cada día nos suelen comunicar, para fin de que los encomendemos a Dios en las oraciones” (Edificio Espiritual, cap. 30).


        Muchos medios de comunicación se han hecho eco de esta noticia, cuya trascendencia –aparte de religiosa- cultural, y no digamos artística, es evidente, por eso agradecemos muy de corazón a los miembros de la Diputación su colaboración y su presencia cargada de cercanía y de cordialidad. Dejamos constancia gráfica de nuestro agradecimiento en esta fotografía, donde podemos ver, de izquierda a derecha, al autor de la escultura, el señor cura párroco, el hasta ahora señor alcalde, la Diputada de Cultura de Pontevedra, Dña. Ana-Isabel Vázquez, y la Conselleira de Medio Rural y do Mar, Dña. Rosa Quintana.