¡EGO SUM PASTOR BONUS!...


“Tengo estampado en mi corazón
lo que hizo nuestro divino Maestro, Jesucristo,
que dio la vida por todas sus ovejas,
pero si fuera necesario la daría por cada una,
y tantas vidas diera cuantas almas criara”.


(Carta de Madre María-Antonia al Padre José de Jesús-María, 4-05-1758).













"En tarde de Pasión..."


      Empezamos la Semana Santa más inaudita de la historia… Y las hijas de la Madre María Antonia, pensamos en todos aquellos –una verdadera multitud de protagonistas- que tendrían que haber podido, un año más, cumplir sus promesas más íntimas, acudiendo a sus citas “con el Nazareno”… Cada uno de ellos, permanecerá más unido que nunca -desde sus lugares nostálgicos-, a esa Cruz penitencial o a ese Trono o Paso que esta vez no serán alzados en alto, sino que reposarán inmóviles, vestidos de luto y soledad…

    Pero no todo es lamentable: cuando algo malo permite Dios, es porque desea sacar algo mucho más bueno, pensaban los santos del pasado… Y eso es lo que esperamos todos, que la privación y la renuncia de nuestra Semana Santa Procesional, traerá inimaginables bienes…
     Una antigua Penitente ha querido dedicar este Poema a todos los que con dolor, faltaréis por vez primera a vuestro Encuentro con el Crucificado. Su deseo es reactualizar junto con vosotros esa experiencia tan difícil de describir: ¡lo que se siente en el alma cada vez que uno se lanza con la Cruz  a la calle en Pos de Jesús…! Deseándoos una vivencia más profunda y tocada por la Gracia de estos Misterios de nuestra fe, contad siempre con la oración de estas Carmelitas de Santiago de Compostela.

                                      “En tarde de Pasión…”

Deseando darte el norte de mi vida
prometí, Señor-Jesús, seguir Tus huellas
arrastrando mis cadenas detrás de ellas,
alentado por tu Entrega desmedida…

¡Abrazar, “subir la cruz”, es el instante
más precioso de mi anhelo y de mi espera!
Es la ofrenda de mi ser que yo quisiera
en un Beso Adorador, darte constante.

¡Pies y piedra, cruz y suelo, hacen contacto
en un roce silencioso!…; así te sigo,
por las rúas enlutadas de mi tierra.

¡Y no quiero otro consuelo! En Ti se encierra
la esperanza que me diste en nuestro pacto:
¡compartir  –en Cruz y en Paz- Tu Amor conmigo!