¿Cómo la veían quienes la conocieron?…

Foto de Archivo: Todos los paisanos Cuntienses 
en el II Congreso de A Monxiña
     No puede haber virtudes, de modo que se puedan llamar virtudes, si no hay oración; ni puede llamarse oración la que no saca efectos de virtudes y el jugo y devoción para que el alma las conserve en sí”
(Madre María  Antonia de Jesús, Edificio Espiritual, f. 203v).

       Esta afirmación de nuestra Venerable Madre parece venirnos como anillo al dedo para el frontispicio de esta entrada en la que pretendemos hacerles llegar noticias de lo que hemos celebrado -hace ahora una semana, el pasado sábado 26 de octubre-, en honor da Nosa Monxiña do Penedo, es decir, el VIII Congreso anual consecutivo en su villa natal de Cuntis. Este año, como anunciamos en su debido momento, se celebraba con la peculiaridad de querer revivir en su parroquia, la fiesta de la Declaración de su Venerabilidad, casi en el primer aniversario de la aprobación del Decreto, el próximo día 7 del corriente.

 Estamos a la espera de poder compartir con todos ustedes un Video que –como suele hacer en ocasiones señaladas- nos ha ofrecido don Antonio Pena Abal, en el que ha conjugado la imagen de las dos celebraciones del día: la solemne Eucaristía de la mañana en Sta. María de los Baños, presidida por nuestro querido Obispo Auxiliar, don Jesús Hernández –concelebrada por el párroco, don Juan Carlos Mariño y don Pablo Carou-, y la Paraliturgia desarrollada ulteriormente en nuestra capilla, presidida por nuestro párroco, don Carlos Carrasco .

     Nos parece que también es una buena ocasión para darles a conocer los textos que en esa tarde se leyeron aquí por las Hermanas, tomados de una fuente de información muy valiosa que conservamos en el Archivo conventual. Se trata de la Declaración jurada –Libro de las Informaciones- de cerca de 137 testigos que fueron interrogados al año siguiente de morir Madre María Antonia. No podía haberse escogido mejor lectura, dado que estamos celebrando la Aprobación de sus Virtudes heroicas. Como resulta un texto excesivamente amplio, lo presentaremos extractado en varios apartados.
¡P. Romano, encantado, posando
sobre la roca de O Penedo!

       En cuanto a las ilustraciones, en esta primera exposición echaremos mano de algunas fotos de Archivo que nos recordarán lo que se vivó en el “II Congreso de A Monxiña”, allá en el memorable año de 2013, en el que realizó con ilusión visible su primer viaje a Galicia el Postulador General de la Orden, P. Romano Gambalunga, justo un 26 de Octubre, como este año.
        Sin más dilación, pasamos a presentar los textos de dicha Paraliturgia en el Carmelo:

TEXTO

    Con la alegría y la ilusión de todos los años, las Carmelitas Descalzas de este convento, fundado por vuestra querida paisana cuntiense, la Venerable Madre Mª Antonia de Jesús, os damos nuestra más cordial bienvenida.

      En continuación con la celebración de esta mañana en la Parroquia para dar gracias a Dios por el Decreto con el que nuestro Papa Francisco ha tenido a bien concederle el título de Venerable, reconociendo así públicamente sus virtudes heroicas, es decir, su santidad, ahora nos complace dejar que resuenen en este templo las voces de muchas personas que la conocieron en vida –personas de todo tipo y condición-, que han dejado el testimonio de lo que vieron y conocieron de ella gracias a su trato y amistad.

     Cada testigo escogido nos hablará de las virtudes concretas que María Antonia practicaba.

     Comenzamos por el licenciado don Pascual do Baño, que conoció a dicha Madre en el lugar del Penedo, feligresía de esta villa de Los Baños, desde el año de siete hasta el de nueve de este siglo, poco más o menos, con la ocasión de pasar muchas veces por junto a la casa de sus padres a la escuela, aunque no tuvo trato ni comunicación alguna con ella y sólo la conocía de vista; por lo que toca a la madre, sabía era natural del dicho lugar del Penedo, y tenía noticia de que sus abuelos maternos vinieron casados de Flandes, donde estaba en servicio del rey su abuelo, que se llamaba Domingo del Campo, a quien conoció este testigo; y añadió, que venía bien acomodado, pues hizo casa y molinos y dos batanes, y fue el que dio principio al dicho lugar del Penedo, y que de su abuela no tenía más noticia. Todo lo cual, dijo, sabía por haber conocido a su abuelo”.

      María Antonia se traslada a los catorce años de edad a la villa de Bayona. Aquí empieza a conocer a vecinas y a gentes que se convierten en grandes amigas suyas. Vamos a preguntarles cómo la veían actuar tanto de soltera como de casada.

         El señor Abad dice de ella “que aunque no tenía noticia de su crianza y educación y de lo más que le pasó hasta los catorce años que vino a su casa -como tiene referido-, sabía que en este tiempo le traía su madre con mucho recogimiento y sujeción y la trataba con alguna aspereza de palabra, pero que siempre notó en ella mucha paciencia y sufrimiento y muy bellas inclinaciones: amiga de dar limosna a los pobres y socorrerles en sus necesidades, de frecuentar los sacramentos, de asistir en la iglesia, como lo hacía en compañía de su madre según se lo permitía hasta que tomó el estado de casada, que lo hacía con más frecuencia, como dirá después. También dice notó en ella un genio manso y apacible con todos”.

         María Antonia se conmovía ante las desgracias familiares. Recién llegada a casa del señor Abad, una niña huérfana, Bernarda de Salazar, dice que “había conocido y tratado a su madre en la dicha casa del señor abad, la cual no admitía la visitase persona alguna sino este testigo, por ser huerfanita y de tan cortos años, como tiene dicho. Tuvo un trato íntimo y muy familiar con dicha Madre, el que corresponde a unas amigas y vecinas inmediatas que en Dios se amaban y querían, por lo que le solía decir a este testigo (que tendría diez años, poco más o menos, cuando se comenzaron a tratar) que tuviese mucha fe y esperanza en Dios y fuese muy devota de san Nicolás de Bari, que era amparo de huérfanas, lo que aconsejaba a este testigo por haberlo quedado desde niña; y asimismo le decía -son palabras formales suyas-: Bernardiña, téñote muita lástima porque quedache sin pai e sin nai”.

        Así mismo, una tía de esta niña, Francisca Antonia de Salazar, nos cuenta acerca de su caridad que en cierta ocasión vino muy asustada a la casa de este testigo y contó a su hermana, doña María Rosa, cómo el dicho don Pablo [mayordomo del Abad] la había cogido en la despensa recogiendo qué dar a los pobres, los que la seguían y buscaban por el alivio que encontraban en ella. Lo que ejecutaba con más libertad después de casada, distribuyendo con ellos lo que su marido le enviaba para su manutención.”

      Don José de Castro, su humilde y santo confesor, nos cuenta también algo impresionante de su caridad:

“En cierta ocasión, llegando a dicha villa de Bayona una pobre mujer que había sido penitenciada por la Inquisición, y que, por lo mismo, la despreciaban todos y no le querían dar limosna, movida de su piedad la misma Madre, sin reparar en lo que podían decir ni en la inmundicia de que estaba llena, la recogió en su casa e hizo acostar en su misma cama, con cuyo ejemplo y otras providencias que tomó este testigo se movieron otras personas a socorrerla”.



(Continuará)

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