MADRE MARÍA ANTONIA DE JESÚS:
UN CANTO A LA ALEGRÍA

Cirio Pascual en acrílicos con el Rostro
del Cristo de Toledo, visto así
por Santa Teresa.
     Resuenan todavía en nuestros corazones las conmovedoras y elevadas melodías del Exultet de la Noche Santa de la Pascua..., y con la misma atención y dulzura de siempre, nos aproximamos a nuestra Madre Mª Antonia para que también en este aspecto nos dé una luz y una palabra con la que hacer resplandecer más nuestras vivencias de estos días recién estrenados. La Octava de Pascua, dentro del marco de la Novena de la Misericordia, siempre entraña grandes resonancias en los santos. Así que, prosiguiendo con lo que acabamos de exponer acerca de su vivencia de la Semana Santa, trataremos de verla ahora en su condición de “criatura resucitada”, que, gracias a Dios, ella tuvo la inspiración genial de concretizarla en toda su vida bajo una cualidad, actitud, o virtud heroica -podríamos llamarla-, cual ha sido esta: ¡la Alegría!






"Se fue con ellas a comulgar" ... el
Domingo de Resurrección:
¡"Cristo está Vivo" en nuestro Sagrario!



-Alegría Comunicativa. La alegría también la vemos reflejada en la joven Mª Antonia, recién casada. Los  testimonios en este sentido, están avalando su expansividad contagiosa. Todos los que presenciaron en los años 1729 y 1732 sus vivencias místicas durante la Semana Santa, con sus dolores incomportables, se la encuentran el Domingo de Resurrección "rebosando tanto gozo que lo pegaba a  los demás” (Informaciones II, f. 46). Así lo declara  don José de Castro en Bayona, su primer confesor.
Antonia Pimienta, testigo excepcional también en esta ocasión, dice que: "de repente se puso buena y sana y rebosando tanta alegría y gozo espiritual que le salía a la cara y lo pegaba a las demás compañeras [...] y que se fue con ellas a comulgar por su pie sin necesitar ánimo de nadie"  (Ibíd. f. 208).
Josefa Olivares, en la Semana Santa de Madrid, afirma: "La mañana de resurrección se levantó sana y buena  y alegre como una pascua” (Informaciones III, f. 191). Ana Helguera también lo ha notado con admiración: "se levantó sana y rebosando alegría" Ibíd., f. 170

    El secreto de tanta alegría. Hasta ahora, hemos escuchado con interés las afirmaciones reiteradas de los testigos, que nos la descubren realmente inquebrantable en su alegría. A través de sus diferentes testimonios estamos en disposición de escuchar a la propia Madre María Antonia, que nos  va a aclarar porqué ha sabido sonreirle al sufrimiento, hasta el punto de afirmar, después de haber vivido la primera experiencia presencial del amor de Dios: “porque hasta que el Señor vino a mi alma con fuerza, no dejaba de sentir mis trabajos como criatura [...] pero los padecía con poco ánimo y amor de mi divino Esposo; desde esta merced que he dicho, me parece que no sólo padecía con valor, sino con contento” (Autobiografía, P. I, c. 32, f. 103).
Las mercedes -como esta a la que alude-, son para Mª Antonia suficientísima recompensa , son “delicadezas”, “finuras” de su Amado, con las que siente bien pagado cualquier dolor, pesar o sufrimiento. Su alegría está, la verdad, enraizada en la Pascua. Se considera portadora de las palabras de ánimo que da  Jesús a las mujeres: ¡Ea! ¡Alegraos! ¡No temáis!, y asume la determinación de permanecer siempre en esa actitud que enlaza el gesto de Jesús del Jueves Santo con el gesto de las mujeres el lunes de Pascua: “Ellas se postraron y le besaron los pies” ...


         Así la despedimos nosotros, quedándonos con su última imagen, la de una mujer santa y transfigurada por su actitud de servicio en la Alegría de la más generosa donación total. "Besar los pies a Jesús-Resucitado" es "lavaros los pies los unos a los otros", besando sobre todo a los más desprotegidos, heridos y humillados, los hombres, nuestros hermanos. Le pedimos a M. Mª Antonia que nos conceda de Dios la gracia de desear y procurar seguir su ejemplo, ayudados por su intercesión bondadosa, que nunca se desentendía del progreso espiritual de las personas, y gozaba enormemente contagiando esperanza y alegría, tanto en las jornadas luminosas de toda vida humana, como en los días de abatimiento y soledad.
Y deseamos acabar esta reflexión con dos anotaciones de otro orden, pero que en este Blog dedicado a la Madre, no pueden faltar:
Nuestro "Cenáculo": El Refectorio donde vivimos 
con tanto Amor la Cena del Jueves Santo
 y la festiva comida de la Resurrección.
Primero, que nos acordemos mucho de que los señores consultores Teólogos de la Comisión del Dicasterio de Roma siguen estudiando con todo interés y pericia espiritual y científica la Positio super Virtutibus de la Sierva de Dios. Tengamos para ellos una pequeña oración diaria, para que Dios les asista en sus trabajos, y puedan descubrir las grandes riquezas de todo tipo que se encierran en la vida y escritos de nuestra carmelita. Que sus esfuerzos y trabajos se sientan reforzados y acompañados por nuestra cálida oración.
Segundo, que seguimos celebrando, junto a todo el Carmelo español, universal, y junto con la Iglesia, la fiesta del V Centenario de Santa Teresa. Esperamos poder ofrecerles una amena crónica llena de acontecimientos, celebraciones e iniciativas teresianas en todos los campos (musicales, Eucarísticos, conciertos y ... ¡concursos para niños!) con los que hemos querido acercar a todos los niveles de nuestras gentes la figura de la Santa avilesa, gloria de nuestra España, y gloria, maestra y doctora de la Iglesia Universal.
¡La Pascua y Resurrección del Señor Jesús nos sean prenda
 y promesa de vida eterna! Amén. ¡Aleluya!


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