Jesús cae por tercera vez...
Mientras Jesús subía a
Jerusalén con sus discípulos, les había anunciado lo que ahora, esparcidos
entre la gente, se hace patética realidad: desde el suelo, caído, con la Cruz que le aplasta y le sostiene, Él nos
mira a cada uno, y como a sus amigos en el atardecer de ayer, jueves, nos dice
con una carga inmensa de Amor: “Vosotros estáis limpios”.
Estamos limpios, no
porque nuestros pies no recojan cada día los restos del barro que se van
pegando con las deficiencias de nuestro vivir y actuar, sino porque Él, con sus
manos, tapa esa suciedad lavándonos, y con la toalla de la disculpa, seca y
perfuma nuestro caminar.
Vivamos apretadamente
unidos a Él esta Semana de Gracia. Imitemos este abajamiento del que no tuvo en
nada su reputación de Dios, y se abajó haciéndose esclavo, como uno de tantos…
"Había allí muchas mujeres
mirando desde lejos..." (Mateo, 27,55)
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