"Dic nobis María, ¿quid vidisti in viam?"
¡Que incomparable Ternura y Caridad:
para rescatar al esclavo, entregaste al Hijo!
Hace todavía menos de un año, fallecía santamente en la ciudad de la Coruña un sacerdote -Don Gonzalo López- entrañablemente querido y admirado de nuestra comunidad. A parte de haber sido siempre un pastor y padre celoso de su grey y apasionado custodiador de su vocación sacerdotal, era, además, todo un artista...
¡Cuántas veces y cuántas horas no habrá dedicado a pintarnos enormes murales para las alegorías de Navidad, así como fondos llenos de colorido y expresividad para nuestros escenarios en las veladas teatrales!...
Este amor al arte, entrelazado al respeto que le suscitaban las imágenes que veía arrinconadas en algunos almacenes de segunda mano, fueron la causa de encontrarse con este Cristo-Vivo...
Lo compró, seguramente, con intención de restaurarlo él mismo, pero le sorprendió la muerte sin llegar a realizar esta obra de caridad y devoción que tanto conmovía su corazón...
Poco antes de morir, encargó a sus familiares con encarecimiento que esta imagen fuese traída a nuestro monasterio, juzgando que aquí sería venerada con toda la delicadeza y simpatía con la que él la recogió del almacén...
Su llegada a esta Casa nos conmovió profundamente. ¡Hasta ahora, no habíamos tenido nunca un Resucitado de talla!... Después de una restauración sencilla, pero hecha con mucho amor, hemos querido que presidiera en nuestro coro bajo todos los actos litúrgicos de esta nueva Pascua.
"Resucitado del sepulcro", el Señor viene a nosotros radiante de triunfo y de paz... Con esta alegría y esta paz, una de nuestras hermanas entonó bellamente el Exultet de la Vigilia de la Noche Santa. Gracias a un video proporcionado modestamente por uno de nuestros asistentes, quisiéramos transmitirles este momento, tal y como ha sido vivido por todos nosotros...
¡Que la bendición del Señor Resucitado os alcance
a cada uno de los amigos y devotos
de la Madre María Antonia de Jesús!
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