El Cultivo de la vida interior. Una relación con San Isidro Labrador

 Cada 15 de mayo, la Iglesia celebra la memoria de San Isidro Labrador, un humilde campesino madrileño del siglo XII que alcanzó la santidad no por grandes obras visibles, sino por la sencillez y profundidad de su vida interior. Hombre de oración constante, San Isidro nos enseña que el trabajo más sencillo se convierte en alabanza cuando está unido a Dios.

La Venerable María Antonia de Jesús, comparte en sus escritos una visión que se relaciona mucho con este santo. En un fragmento dirigido a sus hijas espirituales, nos dice:

"Ya sabéis, mis hijas, que sin oración apenas puede haber virtud en el alma que permanezca mucho tiempo; porque si le falta su propio riego –que es ella–, no hay duda que luego se secará, como sucede a una flor que, de presto, se planta en un jardín, que si se descuida el hortelano y no la riega y refresca con el agua que ha menester, luego la hallará –si no seca del todo– marchita y a pique del todo secarse si no l acude con tiempo, regándola con su propio riego."

Esta comparación entre el alma y una flor que necesita agua, no dista del campo que trabajaba San Isidro. Él, que madrugaba para asistir a la Santa Misa antes de ir al campo, comprendía que la oración es el riego del alma, como el agua lo es para la tierra. Mientras sus manos labraban los surcos, su corazón permanecía unido a Dios. Y fue precisamente esa fidelidad sencilla y escondida lo que lo hizo grande a los ojos del cielo.

La Venerable también sabía que no basta con comenzar bien; es necesario perseverar en el riego para que las virtudes no se marchiten. Ella, que fue madre, carmelita y fundadora, descubrió que solo la oración constante puede mantener el alma viva en medio de tantas pruebas y trabajos.

🌱 Una invitación para nosotros

Tanto San Isidro como la Venerable nos invitan a algo muy concreto: hacer de la oración el alimento diario del alma, como el agua lo es para la flor o el campo. No importa si trabajamos en el campo, en la ciudad, en el hogar o en la vida contemplativa. Todos estamos llamados a "regar" nuestra alma con esa agua viva que es la presencia de Dios, especialmente en la oración.

Que este día de San Isidro nos anime a renovar nuestro deseo de orar y mantenernos vigilantes como el buen hortelano, atentos a que nuestra alma no se marchite por falta de oración. Como decía nuestra Venerable: “regándola con su propio riego”… el riego de la oración fiel, diaria y humilde.


Oración:

"Señor Jesús, Divino Hortelano, riega tú mismo nuestro jardín interior con el agua viva de tu gracia, para que florezcan en nosotros las virtudes que te agradan. Amén."

Comentarios

  1. Que preciosa reflexion, y que a proposito el ejemplo de este santo español para ser contrastado con esa enseñanza colorida de la Venerable!
    Hoy podremos meditar mucho sobrecuanto aqui nos mostrais, hermosa oportunidad para renovar la oracion cotidiana!

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    1. ¡Muchas gracias por tu comentario! Nos alegra profundamente saber que la reflexión te ha tocado y que ves en ella una oportunidad para renovar la oración cotidiana.
      Te animamos a compartir este post para que muchas otras personas también puedan degustarlo, meditarlo y enriquecerse con los ejemplos de santidad que el Señor nos regala. ¡Que siga creciendo esta pequeña red de oración y reflexión en torno a la Venerable! 🌿🙏

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