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| Realmente llama agradablemente la atención la luz tan bonita en el ambiente a esas horas de la tarde... |
En esta ocasión, queremos hacernos eco y sacar a la luz una de sus muchas buenas iniciativas que podrían pasar desapercibidas, porque en su franqueza y humildad, las realiza sin ánimo de destacarse ni poner de manifiesto lo muchísimo que ha trabajado en favor de una más dilatada difusión y un más hondo conocimiento de esta mujer singular.
El pasado 7 de febrero, don Antonio se acercó hasta la iglesia de nuestro monasterio acompañado de un numeroso grupo de alumnos de su Instituto de Barro, donde ejerce como profesor. Los alumnos pertenecían a los cursos de 3º y 4º de ESO. Estos jóvenes adolescentes fueron invitados por su profesor a visitar in situ el lugar donde reposan los restos de la venerable madre María Antonia, y después de recorrer devotamente el espacio de la Iglesia y de contemplar la sencillez y belleza de su interior, don Antonio les explicó con gran dominio del tema y con amenidad los rasgos mas sobresalientes de la trayectoria de esta carmelita fundadora del monasterio que estaban visitando.
Para nosotras es de enorme satisfacción y gratitud ver estos gestos con los que don Antonio procura mantener viva y vibrante la figura, misión y actualidad de nuestra Madre María Antonia.
De sobras conocido es el interés con que don Antonio se ha tomado siempre, año tras año, temporada tras temporada, el libre y generoso compromiso de divulgar y de acercar a la Monxiña do Penedo al pueblo llano, ese pueblo que con su sensus fidei va captando de inmediato lo que en esta mujer copaisana suya hay que admirar y disfrutar.
El contexto vital de la trayectoria de María Antonia ha conformado su carácter, su piedad, su psicología y su cultura, pues enraizada en lo más genuino de nuestra tierra gallega, donde pasó su niñez, adolescencia, y primera juventud, nunca renegó ni mucho menos de sus orígenes, de los que se sentía orgullosa y agradecida a Dios.
En las Declaraciones que se hicieron en Baiona justo el año posterior a su muerte -en 1761- existe la de una mujer que en tiempos de la juventud de María Antonia era una niña. Su nombre: Bernarda, sobrina de dos hermanas solteras que habían convivido como vecinas muy cercanas a María Antonia, de mucha amistad y confianza. La que entonces era la niña Bernarda, en su declaración ya de adulta, nos ha dejado un testimonio precioso, que vale sobradamente para hacerse una idea de cómo era el estilo de relacionarse María Antonia con los niños y adolescentes. Solía decirle a esta niña huérfana: "Bernardiña, téñote moita lástima, poque quedaches moy noviña sin pai nin nai" (Libro de Informaciones).
Este delicioso comentario basta para imaginar la alegría que habrá sentido María Antonia al ver a este grupito de jóvenes alegres interesados por conocerla, a ella y a su obra.
Pensamos que en el futuro podrán seguir ahondando en el conocimiento da nosa monxiña, y esta visita propiciada por su bondadoso profesor será difícil de olvidar, pues seguramente quedaron encantados tanto de conocerla a ella y su convento, ¡como del paseo a Santiago que tuvieron la oportunidad de disfrutar gracias a la iniciativa de su profesor!
¡Muchas gracias de corazón, don Antonio! Tendremos ocasión de notificar otras actividades que realiza en favor de esta noble causa, con respecto a María Antonia. Sus crecientes conocimientos sobre la misma lo convierten en una fuente importante a la que acudir todo aquel que desee saber de esta vida y de esta carmelita..., ¡que le tiene encandilado el corazón!.-
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