¿Y... cómo se desarrolló la fiesta?...

 
Recordar, ante todo, que se trataba de una "fiesta de despedida"... ¿Es que se puede estar alegre en una despedida tan especial y nostálgica como la nuestra? Pensamos que sí. Dejar nuestro monasterio bajo la custiodia y el mimo con que va a ser remplazada nuestra presencia por los queridos Hermanos Contemplativos Carmelitas supone un doble balanceo: de una parte, la lógica nostalgia de las "ultimas hijas venideras" de la Madre María Antonia, llamadas a poner fin al "linaje femenino" que ella implantó en suelos gallegos por primera vez un 16 de octubre de 1748. Pero también la secreta satisfacción de comprender, a la luz de la fe, que la memoria y el espíritu netamente carmelitano de nuestra Fundadora no va a sufrir detrimento alguno, sino todo lo contrario: vienen a reemplazarnos no unos extraños, sino el que -podríamos llamar- "nuevo linaje masculino", que toma la antorcha de nuestras manos, y prosigue la marcha de esta vigorosa subida al Monte Carmelo con nuevos bríos y con espíritu recio, tomando igualmente como maestra y Madre a la que ellos tienen por mediadora que les ha conducido a fundar su joven congregación, apenas recién nacida, en la ciudad del Señor Santiago.

Los siete jóvenes fundadores Contemplativos que 
con gratitud e ilusión esperamos....
La crónica que vamos a presentar contiene hondo calado.... Tendremos que dedicarle varias entradas, pero pensamos que vale la pena hacerlo, para poder compartirles las imágenes gráficas que, dentro de las modestas posibilidades que nos condicionaban, logramos ir espigando de los diferentes momentos.

¡Las primeras explicaciones de la 
Madre Ana comienzan en la portería
!
Comenzamos ya, salpicando esta crónica de sonrisas y de emociones alternadas, puesto que, al ser la fe y la confianza de cumplir en todo la voluntad de Dios la que nos mueve y guía, esta alegría de la fe se visibilizaba en todos los participantes.

Como primer detalle a tener en cuenta, diremos que estaba prevista la llegada de los cuntienses y demás devotos de María Antonia hacia las cinco de la tarde de ese sábado, día 14 de octubre de 2023.

La primera traba que surgió, no nos sorprendió ni nos desanimó, a las religiosas y fieles tempraneros que aguardábamos en las cercanías de l zaguán, tanto dentro como fuera de los muros...

El autobús en que venían, sufrió un fallo mecánico de importancia, que obligó a la espera de que llegara un nuevo transporte que lo sustituyese. Sucedido lo cual, pudieron llegar felizmente y para nada desanimados, los valerosos paisanos de María Antonia. 

En la portería se invita a crear un
clima orante que todos acogen con interés.

Así es como, cerca de las seis de la tarde, llegó nuestro autobús, con el consiguiente regocijo de todos los que ya estábamos impacientes por saludarnos y dar lugar a la entrada en la clausura.

El primero en acercarse, como cabeza y propulsor de todos estos Congresos que se han venido realizando desde el año de 2012, don Antonio Pena Abal, nos contagió la alegría y el entusiasmo con que todos parecían venir dispuestos a disfrutar de esta jornada "unica en la historia"...

Se dio paso, pues, a la apertura de la puerta reglar. Los presentes, llenos de respeto, emoción y silencio, se fueron colocando ordenadamente en el espacio de la sala grande donde tenemos la portería. 

Aquí, la Madre Ana -que en su gran genialidad bondadosa de madre fue la que sintió la inspiración de hacer este homenaje final a María Antonia-, fue explicando en qué consistiría el Acto de esta visita "guiada" a la tumba y a la celda de la querida Venerable. 

El primer lugar al que nos dirigimos -no podía ser de otra manera- fue a la Urna del Claustro donde reposan sus Restos mortales. La gente avanzaba con calma, de inmediato un ambiente de familia y de paz se apoderó de todos, y se experimentaba esa paz y esa serena confianza entre todos como el resultado espiritual de saber que la Madre María Antonia estaba entre nosotros. ¡Ella era la verdadera anfitriona, y la dejábamos que fuese nuestra guía!...

Delante de la Urna había colocado un reclinatorio. Nuestra tradición secular en que el día del nacimiento de María Antonia -6 de octubre-, es la de ponernos una por una sobre los hombros la capa-reliquia de la Madre María Antonia, rezando durante unos minutos en silencio con el crucifijo que le perteneció a ella -el crucifijo de su Profesión religiosa-. Nos llamó la atención con qué veneración, respeto y ambiente de profunda fe se fue desarrollando esta impresionante ceremonia.

Al hilo de la composición de unas trovas en cuartetos hecha en su día por nuestro cantor y poeta, don Xosé -Antón Seoane -(pueden ver completa la cantiga en este blog, en la entrada que comienza: "Cantar unha vida enteira", etc...)-, todos los presentes, sucesivamente, tenían el gran regalo y oportunidad de poder arrodillarse unos breves instantes, para ser cubiertos por la capa blanca de la Venerable, y tener en sus manos el crucifijo de su Profesión...

El canto se iba combinando con estrofas cantadas y estrofas recitadas. Resultaba precioso y muy oportuno el ir desgranando la historia de María Antonia en este texto cuya inspiración se despertó en nuestro capellán y autor un no muy lejano día en que se fue -con ansias solitarias- a pasear por O Penedo... El mismo don Xosé-Antón nos complació siendo uno de los que recitaban las estrofas -por cierto, no deja de ser simpático- que eran más difíciles para nosotras de expresar en el gallego tan bien cuidado que las formaban.

 ¡Cuántas gracias no se habrán derramado en estos corazones tan bien preparados para recibir los consuelos divinos, y la respuesta a sus peticiones más profundas e íntimas!....

Este momento, extremadamente intenso, que conmovió profundamente a todas las personas que, sin prisa y aguardando en oración su turno, dejaban transcurrir los minutos con una paz espiritual, se prolongó sin apenas darnos cuenta. Y concluyó con la recitación de la Oración propia de la Venerable, aprobada por la autoridad eclesiástica para pedir su intercesión. 

Detenemos -con esta emocionante visualización- esta crónica, esperando que les halla imbuido de consuelo espiritual y de gozo interior a todos los que no han podido asistir, con una atención especial hacia los que viven en tierras lejanas.... Nuestro agradecimiento más cordial.                                  

         (Continuará).


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