¡Dos simpáticas peregrinaciones!


         Consignamos hoy con satisfacción y gozo dos peregrinaciones que acabamos de acoger en nuestro Carmelo recientemente. A pesar de sus específicas y singulares motivaciones e impulsos, han resultado muy gratas, pues es nuestro Santo Apóstol Santiago quien las ha convocado, y ellas han secundado alegremente su inspiración. La primera de ellas, verificada el día 13 del pasado mes de Octubre, la formaban nuestros ya conocidos miembros de la “Asociación de Amigos del Camino” de Ávila, asociación que no es la primera vez que nos visita (en el Blog hemos dejado una reseña hermosa de su presencia en el año de 2014). 
      Esta vez han venido a Compostela conjugando su amor hacia el Apóstol Santiago con su amor hacia la Santa avilesa, Teresa de Jesús. Peregrinos que han venido para hacer un Acto de Hermanamiento con las otras Asociaciones similares a la suya, diseminadas a lo largo del Camino en su vertiente Norte. Estos Actos de Hermanamiento han tenido su culminación en nuestra Iglesia del Carmelo, donde desearon tener el último con la Asociación más importante, es decir, con la de nuestra propia ciudad. El presidente de la Asociación de Santiago acogió con agrado este Acto. Acompañaban a los peregrinos de Ávila el “Gran Bordón”, en cuyo fuste han ido grabando todos los nombres de las Asociaciones hermanadas durante el Camino, y una réplica del “Bastón de Santa Teresa” que porta una estatua de la misma en su ciudad natal. Terminado el Acto, tuvimos ocasión de intercambiar un pequeño encuentro en nuestro locutorio, recordando pasadas visitas y despidiéndonos con la promesa de que no será la última vez que nos veamos. Desde aquí les deseamos que puedan seguir promoviendo el valor cultural y religioso del Camino, enlazando dos figuras de tanto relieve espiritual como son la Santa y el Señor Santiago, el Amigo de Jesús.

"Jubilados tafalleses con el pañuelico rojo"
         El segundo grupo de peregrinos que se congregó en nuestro monasterio provenía nada menos que de la “muy ilustre ciudad de Tafalla”, localidad de la Ribera de Navarra que cuenta con una “Asociación de Jubilados” muy numerosa y activa. Dentro de sus proyectos, estos valientes hombres y mujeres -52 personas- se animaron a realizar desde Roncesvalles, las etapas del Camino, considerando esta experiencia como una bendición para sus vidas. El día 24 de Octubre, aprovechando que en nuestro monasterio tenemos dos hermanas de origen navarrico, conocidas por algunos de ellos que han hecho anteriormente la peregrinación con el inolvidable párroco Pedro Flamarique, pariente de nuestras hermanas, se dieron cita con ellas en el locutorio, para dar la debida rienda suelta a sus entusiastas sentimientos recién llegados a la meta: Compostela. Aquí se organizó espontáneamente, como no podía ser menos tratándose de los de Tafalla, un espléndido orfeón de voces que hacían retumbar las centenarias paredes del convento, interpretando jotas y zorzicos de tan buena calidad musical como son los cantos de Navarra. Esta peregrinación resultó de mucha solemnidad. En efecto, esa misma tarde, se fueron a la estación a recibir al señor alcade de la ciudad tafallesa, junto con quien mantuvieron una visita de cortesía al día siguiente en el Ayuntamiento compostelano con nuestro alcalde.

¡"Os Tiraboleiros" ya están preparados
 para lanzar el incensario!
          También el día 25 asistieron a la Solemne Misa del Peregrino en la S.A.M.I. Catedral de Santiago, ocupando, gracias a la deferencia de nuestro conocido y amado señor Deán de la misma -don Segundo López-, los primeros asientos próximos al altar. Se finalizó esta Eucaristía vivida por todos los tafalleses con gran emoción, a la vista del funcionamiento del Botafumeiro, que llenó el templo con el aroma del incienso, que recogía en sí los sentimientos más profundos y emocionados de los peregrinos navarricos, que dejaron a los pies del Apóstol sus intenciones y se sintieron tan confortados con su santa bendición. Damos gracias a Dios por estas vivencias de religiosidad popular que nos ha concedido vivir desde nuestro rinconcito, gracias a la privilegiada fundación que aquí quiso hacer nuestra Madre María Antonia, ella que vio en una visión imaginaria incluso las vistosas indumentarias de los peregrinos que se encontraría en aquel Año Santo de 1748 en el que ella llegó con sus compañeras a la ciudad.


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