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Conjunto de tallas policromadas, probablemente del siglo XVIII, representando la escena de la Entrada solemne en el Templo del Rey de la Gloria (Autor desconocido). |
Celebramos una fiesta particularmente importante para los que, como nuestra Madre María Antonia, formamos en la Iglesia la gran familia de los Consagrados, hombres y mujeres que hemos tratado de responder a una llamada precisa del Señor-Jesús, invitándonos a su seguimiento. Se trata de la Jornada de la Vida Religiosa, en la fecha escogida por San Juan Pablo II, 2 de Febrero, precisamente cuando se celebra la Fiesta Litúrgica de la Presentación del Señor en el Templo. Fiesta, dicho sea de paso, con la que realmente culmina y se cierra el ciclo de la Navidad, a los cuarenta días del Nacimiento de Jesús.
Este año, en el que las circunstancias tan particulares de la epidemia padecida por todos los países del orbe, obligan a vivir todos los eventos eclesiales sin posibles encuentros fraternos, se celebra la XXV Jornada Mundial, por lo que la Conferencia Episcopal Española, ha organizado y presentado el pasado sábado, 30 de enero, a través de los medios digitales, un encuentro participado en el que varias personas representativas de este amplio sector de la Iglesia han tenido sus intervenciones, de gran hondura y actualidad.
Madre María Antonia de Jesús resultó ser una persona capaz de profundizar en el insondable misterio que supone una consagración a Dios. Precisamente porque desde su primera juventud se sintió atraída por la vida religiosa, y no pudo seguir su deseo, en su estado de casada ahondó y profundizó admirablemente, ayudada de las luces que sobre ello recibía en sus místicas revelaciones, acerca de esta entrega en la que la persona consagra a Dios todo su ser.
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Aspecto de la Iglesia durante la celebración solemne de las Vísperas, el día de su Venerabilidad (2019)
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Nos es sumamente grato recordar, al mismo tiempo, la desbordante y fabulosa Fiesta que en nuestro monasterio tuvo lugar, hace dos años (02- Febrero-2019) con motivo del Decreto de Venerabilidad que fue solemnemente proclamado por el postulador general de la Orden, con motivo de la Aprobación de las Virtudes Heroicas de la que, desde ese momento, recibía el título de Venerable Madre María Antonia de Jesús.
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Niño Jesús del Noviciado de Santiago, sosteniendo la corona de una recién profesa |
A continuación, vamos a transcribir el documento
que ella hubo de firmar en la mañana del día 19 de marzo de 1734 (día de su
Profesión religiosa), tras haber pronunciado sus votos en el Carmelo Descalzo de
Santa María de Corpus Christi, de Alcalá de Henares:
A 19 de marzo y del año de 1734 hizo su
profesión la hermana María Antonia de Jesús; en el siglo se llamaba doña María
Antonia Pereira y Andrade; hija legítima de don Manuel Pereira y de doña María
del Campo y Andrade, naturales de la villa de Caldas de Reyes, arzobispado de
Santiago. Siendo general nuestro padre fray Antonio de la Asunción, y
provincial nuestro padre fray Mateo de Jesús María, y priora nuestra madre
Luisa de Santa Teresa, en cuyas manos profesó.
Siendo testigos toda la comunidad; y clavarias,
la supriora, y la hermana Teresa de la Santísima Trinidad, y la hermana María
Teresa de San Lorenzo. Cumplido el año de su aprobación y precedido las
diligencias que el santo concilio manda, y nuestras constituciones ordenan.
Era de edad de 33 años. Trujo de dote: 1.700
ducados. Hizo su profesión del tenor siguiente:
Yo, la hermana María Antonia de Jesús, hago mi
profesión, y prometo obediencia, castidad y pobreza a Dios nuestro Señor, y a
la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo, y a nuestro muy reverendo
padre fray Antonio de la Asunción, general, y a sus sucesores, según la regla
primitiva de la dicha orden. Que es sin mitigación hasta la muerte.
Luisa de Santa Teresa Melchora de
San Ildefonso
Teresa de la Santísima Trinidad María
Teresa de San Lorenzo
María
Antonia de Jesús
*Acta de profesión en el Carmelo de Corpus
Christi (Alcalá), 19 de marzo de 1734. Original, Archivo Conventual Carmelitas
Descalzas Alcalá de Henares, Libro de Profesiones, f. 223.
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