Como pueblo de Dios, y todos hermanos, entramos en la solemne Semana Grande, unidos "a los mismos sentimientos de Cristo-Jesús"...

 Hemos estado procurando seguir al Señor, día a día, a lo largo de la cuaresma -como los hebreos, que avanzaban por el desierto bajo los cuidados de Moisés-, con toda la intensidad y veneración que nos pedía el propio deseo de ahondar en serio los grandes Misterios de la Salvación...


Ahora llegamos, por fin, al umbral magnífico, al Pórtico litúrgico del Domingo de Ramos. Sentimos que "ha llegado la hora"; ha llegado la hora  -parafraseando este impresionante dicho de Jesús-, de vivir ya con Él su inminente Pascua, en su totalidad. Lo hacemos sobre todo en la Liturgia, Memorial actualizado que nos permite revivir en presente los hechos que envolvieron a Jesús y a todos los que con Él fueron objeto del dolor y de la dicha de aquella "Semana" estremecedora, santa y terrible..., pero finalmente, triunfadora...

En nuestros modestos límites de sobriedad, nuestro refectorio ha estado presidido por una simbólica alegoría que integra elementos humildes -pero sugestivos- de este Domingo de Ramos, inicio de un tiempo de mayor silencio, adoración, reposo espiritual y serenidad interior para poder entrar en comunión con nuestro Maestro y Esposo, el Señor Jesús-Salvador

Nada mejor podríamos hacer que vivir estos primeros días santos saboreando el contenido de este bellísimo  poema, entresacado del Misal, en su aclamación a Cristo-Rey en la Procesión de los Ramos...

¡Gloria, Alabanza y honor! 


Como Jerusalén con su traje festivo,
vestida de palmeras, coronada de olivo,
viene la cristiandad en son de romería
a inaugurar tu Pascua con himnos de alegría.

Ibas como va el sol a un ocaso de gloria;
cantaban ya tu muerte al cantar tu victoria.
Pero tú eres el Rey, el Señor, el Dios Fuerte,
la Vida que renace del fondo de la Muerte,

Tú, que amas a Israel y bendices sus cantos,
complácete en nosotros, el pueblo de los santos;
Dios de toda bondad que acoges en tu seno
cuanto hay entre los hombres sencillamente bueno.


¡Buena y Fecunda Semana Santa del Año de Gracia del Señor 2023!

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