Martes de la Octava: "Y creyendo que era el hortelano..."

Precioso y sugestivo bordado de un ornamento litúrgico en Tierra Santa.

 El relato evangélico de hoy, segundo día de la octava de Pascua, nos presenta a una mujer que conoció como nadie en su vida la influencia de la amabilidad, el perdón, y la misericordia de su Maestro y Señor.

Cuando más perdida se encuentra en su dolor -quizás sus lágrimas al borde del sepulcro son las más desoladoras de su vida-, Jesús no se hace de rogar: ella es escogida para ser la primera testigo de su Resurrección gloriosa, y por ende, designada por su Señor para anunciar el Kerigma a sus propios hermanos, los apóstoles, ocultos y aterrorizados en el Cenáculo de Jerusalén...

"-Porqué lloras?", nos puede preguntar a ti y a mí, este Jesús que nos sale siempre al encuentro, poniendo nombre a cada una de nuestras lágrimas... Como a María Magdalena, a veces nos parece que quien nos pregunta no va a entendernos, y nos remitimos a otro, sin entender que es Jesús Vivo quien nos está enviando a sus mensajeros de consuelo, de conforto y de paz...

"-No me toques (abraces) todavía..." De nuevo, como María al escuchar este reparo de Jesús, nosotros sabemos que no es un tono imperioso, ni mucho menos se trata de un puritanismo de un Dios que se muestra distante, porque ya ha muerto en su condición humana... ¡Es una dulcísima y enternecedora llamada a la nueva comunión con Él, mientras "no sube al Padre"! En cuanto se siente "a la derecha de Dios", no solo María, ¡todos podremos abrazar los pies de Jesús!, y escucharle decir -como Pedro, en un momento de gran humillación frente al Maestro-: "no solo los pies, sino también las manos y la cabeza"...

Quedémonos con este sabor de alegría indefinible al pensar en el Evangelio del día de hoy. De seguro que nos servirá para ocupar nuestro pensamiento y calentar nuestro corazón ante la magnitud de este Amor excesivo, inabarcable y extremo, que Jesús infunde en el corazón de los que le quieren amar como le amó 

¡María Magdalena, discípula privilegiada de la Resurrección!


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