¿Qué se podría decir del "Estilo Literario" 

que domina en la pluma de María Antonia

cuando escribe su Autobiografía?...




     Deseando proseguir con la presentación de esta primera edición de la Autobiografía de Madre María Antonia de Jesús, añadimos lo que en una entrada anterior apenas transcribíamos acerca del Estilo Literario adoptado en su Obra. Que estas pinceladas brillantes nos ayuden a valorar más y nos despierten un vivo deseo de leer de su propia mano lo que Dios ha obrado en su alma, y lo que Dios nos quiere transmitir a través de este prodigio de mujer: ¡una bebida espiritual siempre actual, siempre fresca, cuya hartura es inagotable…!:

  “La presente edición, como bien se indica en la Introducción efectuada por el Padre Rafael Pascual, OCD, se ha preocupado de transcribir los originales en grafía y sintaxis moderna, cotejando con esmero y fidelidad dichos escritos, y respetando la manera espontánea de expresarse de su autora, aunque actualizando la puntuación.

El género literario empleado por Madre María Antonia es el de prosa narrativa. No faltan sin embargo pasajes en abundancia donde los diálogos se intercalan con una fluidez dinámica y fascinante, demostrando su genio de escritora que maneja con soltura el arte de la “conversación del intercambio”. La viveza de su lenguaje llano, como mujer del pueblo que ella es, la convierte también en una narradora descriptiva de primer orden. Dotada de una innata sensibilidad para la comunicación oral, cuando empuña la pluma parece que la musicalidad de las palabras resuenan en su mente receptiva, y el mismo hecho de haber nacido en Galicia, y de haberse criado y expresado siempre en la lengua materna, la ayudan a descubrir conceptos lingüísticos muy personales y creativos a la hora de enfrentarse al nuevo ambiente castellano que se encontrará en Madrid y posteriormente en el Carmelo de Alcalá de Henares, que la recibe como novicia.

Sin pretender en modo alguno hacer del relato de su vida una narración novelesca, la realidad de todos los acontecimientos inauditos que ha vivido -y su excelente memoria, iluminada por la inspiración del Espíritu Santo- la obligan a expresarse con verdadera maestría en este género literario -la novela-, hasta el punto de que, desde un punto de vista meramente artístico, su Autobiografía serviría como genial guion o argumento para una representación teatral o cinematográfica.










Junto a esta habilidad narrativa, se pone también de manifiesto su calidad como escritora, en cuanto a su capacidad de saber adaptarse literariamente cuando su discurso se hace introspección al entrar en el ámbito de lo que constituye su verdadero soporte existencial: la vida de su comunión con Dios, las experiencias místicas, la ininterrumpida acción del Amor de Dios sobre su alma.

Es en este amplio ámbito de lo religioso donde la precisión de su terminología, sin dejar de ser sencilla y llana, alcanza cotas elevadísimas que nos dejan sorprendidos, en una mujer que no ha frecuentado ningún aula de teología espiritual. Aquí surge en su pluma el prodigio de unas descripciones de estados de alma y de encuentros con el Crucificado-Resucitado, su Maestro interior, que nos remite inmediatamente a la corriente espiritual y experiencial de san Juan de la Cruz y de santa Teresa de Jesús. Su manera de expresarse es análoga a la de los santos Reformadores, pero los conceptos místicos que ellos tan admirablemente comunican, se tamizan y personalizan en la intra-historia personal, individuada e innovadora, de nuestra Autora”.





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