¡271 años desde la Primera Piedra!

 



    Con gozo el pasado 20 de agosto del 2024 celebramos los 271 años de haberse puesto la primera piedra de ésta santa casa de la Sma. Virgen. 

 Sumerjámonos en el espíritu de aquel gozoso día que vivieron nuestras predecesoras en 1753 por medio de lo que escribió en su autobiografía nuestra querida y venerada madre María Antonia:

"fue un día aquel de tanto consuelo que de gozo no podíamos contener las lágrimas; y llorando unas y otras, nos fuimos al coro a dar a nuestro gran Dios y Señor, las debidas gracias. Y aunque de esta casa no podíamos ver nada, permitía nuestro Señor que oyéramos cantar los cantores que fueron para dichas ceremonias, que deben de ser bastantes; como venía el aire de la parte en que se hacía la función, traía las voces y nos aumentaba el gozo y consuelo, pero todo envuelto en lágrimas, y en alabanzas de nuestro divino Esposo y de su santísima Madre, Señora nuestra. 

Y concurrió todo el equipaje del señor arzobispo, como mucha gente, que no les causó poca devoción, como a las señoras Claras, que vieron la función muy a sus anchuras desde las ventanas o rejas de su santo convento, y sólo nosotras la veíamos en fe, y nos contentamos con oír algo del eco de las voces de los que cantaban.

Lo dicho fue todo en el citado año de mil setecientos y cincuenta y tres. Que sea para mucha honra y gloria de Dios y para mayor bien de las almas y aumento de nuestra sagrada religión, que se ha servido su Majestad extenderla a este reino para que participe de los muchos bienes espirituales que encierra su liberalísima mano en ella. Para que las hijas de este país y otras de dicho reino tengan más a mano en donde poder cumplir con los santos deseos que el mismo Señor les dará de seguir el estado de nuestra profesión."

 

 

        Pidamos al dueño de la mies que siga mandando operarios para trabajar por su reino en una vida de contemplación y consolación, amándolo y haciéndolo amar . Que así la obra empezada hace casi tres siglos pueda continuar dando frutos de salvación para la vida eterna en la unión esponsal con Cristo.

 

 


 

Comentarios

  1. ¡Qué solemne y al mismo tiempo ameno y gracioso el relato de la Venerable contando este evento que fue tan consolador para ella y sus hijas! Escuchaban de lejos a los cantores, y toda la fiesta del arzobispo. Ahora ustedes reviven estas fechas y aniversarios con agradecimiento de hijos que quieren abrazar el espíritu que ella ha dejado en ese bendito Monasterio: contemplación y consolación, ¡dos dimensiones fundamentales también en la vida de María Antonia!

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