Una Carta Divina para el Alma: la oración en la Venerable María Antonia de Jesús
Hoy queremos compartir con vosotros una pequeña reflexión sobre un símil que hace la venerable en su libro "El Edificio Espiritual", ella, en su profunda sabiduría, nos invita a mirar más allá de las apariencias y abrir las cartas que Dios nos envía a través de Su amor crucificado. Nos cuenta que, así como podríamos recibir una carta importante y detenernos solo en admirar el sobre sin leer su contenido, corremos el riesgo de hacer lo mismo con el mensaje de Dios para nuestra alma.
¿Qué sentido tiene quedarnos en la superficie y perdernos lo esencial?
Su mensaje es claro: Dios nos ha escrito una carta, un libro lleno de enseñanzas, entregado en la vida, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Al leer y meditar en cada página del Evangelio, descubrimos la profundidad de Su amor incondicional, su ayuda en nuestras luchas, y su luz para nuestro camino. Que no nos quedemos admirando la belleza del “sobrescrito” sin abrir y vivir la palabra que Él nos ofrece con generosidad infinita, sino que la abramos, profundizando en lo que quiere de nosotros cada día y así nos dejemos guiar por sus enseñanzas, que son pastos verdes que dan sosiego y aliento al alma.
Os compartimos el texto de la venerable para que podáis degustarlo y sumergiros en la oración que os suscite.
"Si me escribiera alguna persona alguna carta de negocio que me importase mucho, y me detuviera en mirar el sobrescrito, la forma y buena letra que trae por defuera, sin abrir la carta, no supiera lo que me venía ni decían dentro para mi provecho, con que carecía de saber el negocio que traía para mí de mucha importancia.
Pues, qué negocio puede haber de mayor importancia que el de mi alma, que sólo se queda embobada con mirar la figura de su Esposo crucificado, por de fuera, y no procura con la vista de su entendimiento, abrir aquella sacrosanta carta y ver lo que le dicen aquellas divinas letras; y poner por ejecución lo que le ordena y da a entender por ellas; leyéndola con la mayor atención y devoción posible, pues no desea el Señor otra cosa que [el] que lea su esposa en aquel divino Libro, que se compone de infinitas hojas de amor, de bondad, misericordia, magnificencia, liberalidad con que socorre a todas las necesidades de sus criaturas, buenas y malas.
Y hallaré que me dice, leyendo por el libro de su Pasión, que Él es Guía, Camino y Puerta para irnos, y llevarnos a conocer a su eterno Padre.
Y este Señor es el camino real y más seguro, que debemos llevar y poner presente a nuestro entendimiento; porque no hay cosa que mejor y más bien nos enseñe que el mismo Esposo crucificado.
Y nos dará luz de cómo le hemos de seguir, y pensar en lo que padeció por nosotros: siendo un Dios tan infinito, se quiso hacer Hombre para padecer por una criatura tan vil como yo, que le he sido tan ingrata y he estado toda mi vida olvidada de sus innumerables beneficios, sin acordarme de tal Hijo de tal Padre, que se dignó de enviárnosle para nuestro remedio y rescate de la mala culpa.
Que se sujetó a la muerte sólo movido de su amor, de lástima y compasión de ver que, sin remedio, nos perdíamos para una eternidad, si no hubiera deliberado tan divino remedio."
¿Cuántas veces nos hemos quedado en la superficie de las cosas, admirando solo la 'envoltura' sin llegar al verdadero mensaje? Hoy, a través de las palabras de la Venerable María Antonia de Jesús, os invitamos a profundizar en la ‘sacrosanta carta’ que Dios nos ha enviado en la vida de Cristo.
¿Nos animamos juntos a abrir esta carta y descubrir su mensaje?Déjanos tu reflexión en los comentarios sobre cómo recibes esta invitación divina.
¡Alabado sea Jesucristo!
ResponderEliminarEsa carta de divinas letras, en cuanto la abrimos y experimentamos que a través de ella Dios nos habla regalándonos palabras de aliento cuando nos invade la tristeza o el desánimo; palabras con las que hacerle partícipe de nuestras alegrías; palabras con las que agradecerle por los dones recibidos; palabras que aportan claridad en nuestras dudas y vacilaciones; y siempre palabras que nos muestran el camino para ir a él, nos va a ocurrir lo mismo que cuando recibimos un correo de alguien que nos quiere, que lo leemos y lo volvemos a leer sin cansarnos aunque ya nos lo sepamos de memoria.
Con la diferencia de que las divinas letras de la Escritura suenan diferente cada vez que la tomamos entre las manos, no llegando nunca a agotar su significado.
Hermosa y sabía reflexión la de la M. María Antonia. Y muy oportuna entrada de nuestros queridos Hermanos Carmelitas Contemplativos!
ResponderEliminarM. María Antonia recoge lo que tanto nos repiten los Padres de la Iglesia y del monacato: Dios nos ha escrito una carta, en este caso, Su Palabra, ¿La leemos con ojos y corazón amante de esposa?
Esta es la mayor tarea de nuestra vida: dejarnos leer por Su Palabra que nos transforma y nos va haciendo semejantes a Él.
¿Lo intentamos?