Un "Hechizo de Amor"
En la espiritualidad del Carmelo, encontramos una constante búsqueda por expresar la profundidad del amor divino y su acción transformadora en el alma. Dos ejemplos brillantes de esta tradición son las palabras de la Venerable María Antonia de Jesús en su autobiografía y el poema "Fuego de Amor Eucarístico", compuesto por María de San José en Lisboa en 1585. Aunque separadas por el tiempo, ambas obras confluyen en la metáfora del "hechizo" para describir la obra divina de Dios en el alma.
El "Hechizo" en la Experiencia de la Venerable María Antonia
La Venerable relata cómo, en medio de sus padecimientos físicos y espirituales, algunos llegaron a pensar que estaba "hechizada". Sin embargo, después de someterse con humildad a exorcismos que no revelaron nada sobrenatural, concluyó:
"Yo tengo para mí era Dios el Hechicero que deshechizaba a mi alma y cuerpo de sus pasiones con el hechizo de su amor, dándome estos trabajos y males para que muriese a todo lo que es carne y sangre para sólo vivir en Él. Sea alabada su infinita bondad. Amén."
Para la Venerable, este "hechizo de amor" es la manera en que Dios purifica y transforma el alma. Los sufrimientos que experimenta no son castigos, sino regalos divinos que la ayudan a morir a lo terrenal y vivir únicamente para Él. Este proceso de "deshechizar" el alma la libera de las pasiones humanas y la eleva hacia una unión espiritual con Dios.
Por su parte, en "Fuego de Amor Eucarístico", María de San José utiliza la metáfora del "hechizo" para describir la acción transformadora de la Eucaristía:
"Y como diestro en amar,
un soberano hechizo
de su carne y sangre hizo
para en sí nos transformar."
Aquí, el "hechizo" no es otra cosa que el don de sí mismo que Dios hace en el sacramento eucarístico. En este "manjar soberano y dulce", Cristo se entrega como un alimento espiritual que entra en las entrañas del alma, transformándola con su amor y configurándola a su imagen. Este "hechizo" es la memoria viva de su amor y la respuesta divina al anhelo de unión con Él.
La Confluencia: Un Amor que Transforma
Tanto en los sufrimientos que purifican como en el sacramento que alimenta, el "hechizo" representa la acción divina que lleva al alma hacia un nuevo estado de vida:
- En la Venerable María Antonia de Jesús, el "hechizo" se entiende como el proceso divino de purificación a través de los padecimientos, orientado a morir al mundo y vivir únicamente en Dios.
- En María de San José, el "hechizo" es la Eucaristía, un regalo sublime de Dios que transforma el alma por medio de su amor sacramental.
Ambas Carmelitas reconocen en este "hechizo" una obra soberana del amor de Dios, que actúa en lo más profundo del ser humano para deshacer las pasiones, alimentar el espíritu y transformar el alma a su imagen.
Un Legado de Amor
Esta metáfora del "hechizo de Dios" une a estas dos figuras carmelitas en su experiencia mística del amor divino. Ya sea a través del sufrimiento redentor o del alimento celestial, ambas nos invitan a dejarnos "hechizar" por este amor que libera, transforma y eleva. Como dijo la Venerable:
"Sea alabada su infinita bondad. Amén."
A continuación el poema completo de María de San José:
¡Que preciosa reflexión comparativa entre las dos Carmelitas, hijas celebérrimas de Santa Teresa de Jesús! Gracias a este breve estudio sobresale aún más la calidad literaria y espiritual de la Carmelita gallega, cuyo texto acerca del "Divino Hechicero" es realmente precioso en fondo y forma.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu amable comentario. Es una gran alegría poder resaltar la riqueza espiritual y literaria de estas grandes Carmelitas. También nos alegra profundamente que el texto sobre el 'Divino Hechicero' haya tocado tu corazón. ¡Seguimos compartiendo su legado con gratitud!
EliminarBelíssimo!
ResponderEliminar¡Gracias por tu aprecio! Que la belleza de estos textos siga inspirándonos a todos.
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