El Papa lo ha aprobado: ¡Madre María Antonia ya es VENERABLE!



        En el Boletín Oficial de la Prensa de la Santa Sede, en el dia de hoy, 8 de noviembre, sale –como puede advertirse en la ilustración que preside esta gozosísima entrada del Blog- la noticia de que han sido promulgadas las virtudes heroicas de nuestra Sierva de Dios, Madre María Antonia de Jesús. Dice con estas palabras el Boletín:

         “Ayer, 7 de noviembre de 2018, el Santo Padre Francisco ha recibido en Audiencia a Su Eminencia Reverendísima el Señor Cardenal Angelo Becciu, Prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos. Durante la Audiencia, el Papa ha autorizado a la Congregación para promulgar […] -las virtudes heroicas de la Sierva de Dios María Antonia de Jesús (en el siglo: María Antonia Pereira y Andrade), monja profesa de la Orden de las Carmelitas Descalzas; nacida en El Penedo (España) el 5 de octubre de 1700 y fallecida en Santiago de Compostela (España) el 10 de marzo de 1760”.





     Nada más llegar al conocimiento de nuestro gran estimado amigo –periodista profesional que trabaja como corresponsal en la Santa Sede-, don Juan-Vicente Bóo esta noticia, ha tenido el delicado gesto de publicar un artículo en la página web delel Periódico madrileño ABC informando de esta alegría a todos los ciudadanos, a decir verdad, con un estilo fino y elegante, que denota su amor hacia esta Causa (como buen devoto nacido en tierras gallegas). Aquí les dejamos el enlace para acceder a su artículo:
                          


     A partir de este momento, la Sierva de Dios pasa a adquirir el título de “Venerable”. Pero, ¿qué consecuencias o qué novedades aporta esto a la figura de la ya ahora “Venerable Madre María Antonia de Jesús”?

Retrato auténtico de la Venerable.
 Obérvese el detalle del dedo índice en alto 
en señal de magisterio.
       Haremos unas breves alusiones. En primer lugar aclarar una expresión o título que de modo tan sólo honorífico dábamos a nuestra Sierva de Dios, sin intención de adelantarnos al juicio de la Santa Iglesia. De hecho, en la praxis precedente al Código de 1917, después del Decreto de introducción de la Causa, ya se solía dar el título de Venerable al Siervo de Dios. Más tarde se prohibió emplear dicho título hasta que no hubiera sido publicado el Decreto sobre la heroicidad de las virtudes. Y aquí es donde nos encontramos.

  Es interesante constatar que, al menos en la tradición de la Orden carmelitana, las primitivas Madres Fundadoras que siguieron el proceso de expansión de la Orden de Santa Teresa y fallecieron en olor de santidad, recibían este título. Así, tenemos a la Venerable Madre Ana de Jesús, citada expresamente por Santa Teresita de Lisieux como “la fundadora del Carmelo en Francia”. También la Venerable Madre Catalina de Cristo, fundadora del Carmelo en Barcelona y Pamplona. Igualmente la Venerable Isabel de Santo Domingo, fundadora de Zaragoza, etc. Esta denominación se les atribuía como un signo de respeto y venerabilidad hacia su persona y su ejemplar vida, pero en nuestro caso, “nuestra venerable Madre María Antonia de Jesús”, fue tratada con esta cariñosa acepción desde los principios de su existencia hasta bien pasados los tres siglos que nos separan de ella.

          El título que se adquiere con esta promulgación papal, es la rubricación de un largo Proceso de estudio de su vida y virtudes, que, al ser promulgado por el Santo Padre, el único que tiene potestad en la tierra de considerarlo así, determina que esta persona –Sierva de Dios- puede acceder a su Beatificación, es decir, que esta persona es Bienaventurada.

       Otra consecuencia que se deriva de esta promulgación es que, a partir de ahora, nuestra Venerable Madre María Antonia de Jesús puede recibir expresiones de veneración en todas las iglesias, exponiendo al público sus imágenes y venerándolas los fieles. De hecho, es el momento de acrecentar más las visitas a su sepulcro y, ¿por qué no añadir, a los bellísimos lugares donde transcurrió su infancia y primera juventud?

       Por último, parece que por su propio peso cae la siguiente pregunta: ¿qué falta, entonces, para dar paso a su Beatificación? Pues falta el aval decisivo venido del mismo Dios, es decir, la realización de un milagro claro, real, bondadoso, espléndido, que manifieste ser voluntad de Dios la glorificación de nuestra Venerable. Siempre la Santa Madre Iglesia, que busca tan sólo el bien y la complacencia del Altísimo, espera atenta esta señal del cielo, que garantiza la santidad que el pueblo de Dios ha intuido desde el principio. Es la garantía sobrenatural que confirma el parecer del Santo Padre.

Concluimos esta breve reflexión animando a todos a que sigan interesándose más y más por esta noble figura de carmelita descalza. Sus innumerables riquezas espirituales, sin olvidar sus magníficas cualidades humanas, tienen todavía mucho que decir y mucho con qué enriquecer no sólo a los creyentes, sino a todo hombre y mujer de buena voluntad, porque María Antonia se destacó principalmente siempre por esta capacidad de acogida, amor y desvelo universal: a ella lo que le interesaba era la persona en sí, toda la persona, única en su complejidad y dignidad inherente a su filiación divina.


Este cuadro preside desde hace algunos años
el Hall de un hogar gallego.
 ¡Pidamos, repartamos con prodigalidad sus estampas, folletos y reliquias a amigos, conocidos, enfermos, agobiados…! Sepan que desde nuestro monasterio les enviaremos con sumo agrado el material que nos pidan, de manera gratuita. También ponemos a su disposición los libros que tenemos a la venta y que distribuimos nosotras mismas. Pueden ver el catálogo y los precios en la Seccción Libros. Estén seguros de que desde ahora la Venerabilidad de la Madre María Antonia, refrendada por la Santa Iglesia, va a tener una influencia muy especial en nuestras vidas: basta con que lo vivamos con fe y con amor y así nos encomendemos a su protección tanto en cosas pequeñas como grandes.


¡Y tú, nuestra Venerable Madre María Antonia,
bendícenos y ayúdanos,
que tu protección nos acompañe siempre!
Amén.

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