¿A qué suenan las campanas...?
Espadaña de nuestro Monasterio |
Por nuestra parte, nos acercamos a esta cita anual de su aniversario,
con el deseo de conocer mejor toda la información que nos puedan dar en torno a
este acontecimiento. Son, principalmente, algunas de sus compañeras en religión -las que convivían con ella-, quienes en esta ocasión nos irán diciendo sus propias
impresiones al respecto. Vamos a tratar de exponer concisamente el testimonio
más sobresaliente de algunas de ellas, porque por haberlo vivido “in situ”, son
las que mejor pueden recoger tanto el contexto externo de su fallecimiento como los
especiales fenómenos, más o menos sobrenaturales, que lo acompañaron. Pondremos
por orden cada testimonio, diciendo escuetamente quién es cada religiosa. En
realidad, tomamos sus declaraciones del Libro de Informaciones del Primer
Proceso llevado a cabo al año de su muerte (1761-1762). Y hacemos una brevísima
descripción de quién es cada testigo.
-Hna. Teresa-María de Jesús-
(Co-fundadora de la Venerable , venida del
convento de Alba de Tormes).
“Preguntada si tiene noticia de su muerte y si concurrieron algunas
circunstancias particulares en ella, respondió sabía que habiendo estado por
mucho tiempo enferma de peligro por lo que recibió a su Majestad por viático, y
quedó tan sonroseada y rebosando alegría cual nunca le habían notado, pero se
puso después mejor de modo que se pudo levantar y así anduvo algunos días;
hasta que con una indisposición que le sobrevino dos días antes de su
fallecimiento, le fue preciso quedarse recogida en la cama; y llegando al mismo
día que falleció (que fue el día diez de marzo del año de sesenta) sintiéndose
mejorada pidió licencia al médico y a la prelada para levantarse, y habiendo
venido con su reverencia al locutorio a estar con su confesor (que era nuestro
padre prior de Medina del Campo, fray Francisco de Santa Teresa) a poco espacio
que estuvo la Madre
con su reverencia en compañía de la dicha prelada, le dio una congoja, de que
no volvió, aunque pudo recibir el santo sacramento de la penitencia apretando
la mano al confesor, que era la seña que le tenía dada y se lo repetía muchas
veces, que si le daba algún accidente repentino, estuviese sobre aviso que le
apretaría la mano en señal de que daba materia para la absolución; y también
recibió el santo sacramento de la extremaunción en el mismo locutorio recostada
sobre el regazo de la prelada, donde la vio este testigo; y así expiró con
mucho sosiego sin hacer ademán, de modo que dudaron por algún tiempo si había o
no expirado, y se notó que quedó su rostro, aunque no desapacible, severo y
grave, que infundía respeto; bien que después cuanto más tiempo estuvo antes de
darle sepultura, se ponía más hermoso”.
Ángulo adonde vienen a dar las ventanas del coro bajo, donde estuvo expuesta varios días M. Mª Antonia. |
-Hna. Ángela-María de San José-
(Co-fundadora de la Venerable , venida del
convento de Rioseco. Era la única novicia del grupo fundacional).
“Estando pocos días antes que muriese hablando con la
satisfacción que solía con dicha Madre en su celda, mientras la hora de
recreación de la noche, le preguntó si sabía cuándo se había de morir. A que le
respondió: Mire hija, yo no sé el cuando; pero estando con aquellos grandes
trabajos y enfermedades que tuve antes de salir de Bayona, pareciéndome
imposible el vivir, dije a nuestro Señor: Señor, )cómo
puede hacerse esto que me mandáis, si se me acaba la vida? Y entendí de nuestro
Señor: Hija, trabaja, que hasta los sesenta años vivirás y la verás hecha.
Estoy en ellos, no sé lo que hará Dios de mí. Y añadió este testigo, que
dándole en cara su confesor de que se hacía mala por no bajar a la portería por
la repugnancia que tenía, le decía: No quieren creer las criaturas que no
estoy para bajar, pero mi Dios las desengañará. Y así fue, que murió cuando
menos lo pensaban”.
-Hna. María Josefa de Jesús-
(Una de las primeras novicias en
la fundación de Santiago).
“Percibió olía suavemente, aunque no podía decir qué olor
era el que percibió ni tenía con qué compararlo porque era muy extraordinario;
y el cuerpo se mantuvo flexible y hermoso y sin mal olor, y causaba tanto
consuelo, que no se cansaban de estarle acompañando. Y añadió, que habiendo
estado las religiosas casi todo aquel tiempo sin dormir, y el primer día sin
comer cosa de sustancia por la pena de su muerte, no sintieron cansancio ni
novedad alguna en la salud, siendo así que con otras menores causas la suelen
experimentar. Y que habiendo subido la madre sacristana Teresa María de Jesús,
el día del entierro, cuando andaba cuidando de espabilar las velas que estaban
junto al cadáver y de las cosas que conducían para su sepultura, a la tribuna
donde estaba este testigo, percibió, así que entró y llegó a allí, un olor como
de flores y claveles, por lo que pensó había andado con algunas que habría
buscado para adornar el cadáver, y así se lo dijo, que olía flores y que sin
duda habría andado con ellas, a que le respondió asegurándole que no ni con
otra cosa de olor”.
-Hna. María Cayetana de la Purificación-
(Novicia
de Madre María Antonia en Santiago).
Escalera de acceso a la huerta desde la puerta del De Profundis del coro bajo |
-Hna. María Antonia de la Concepción-
(Novicia de
Madre María Antonia en Santiago).
“... y que habiéndola asistido este testigo casi todo el tiempo
que estuvo depositado en el coro el cadáver, que fue desde el día diez de marzo
del año pasado de sesenta, a mediodía, hasta el doce a la misma hora, cada vez
se ponía más hermoso y tenía los ojos claros, y se mantuvo incorrupto, flexible
y sin mal olor, como lo experimentó por sí misma muchas veces abriéndole las
manos y cerrándoselas, levantándole los párpados y mirándole a los ojos, y
besando el cadáver en las manos y pies, pero no en el rostro por el respeto que
le infundía”.
Quizás sea por todo ésto que se haya conservado en la comunidad la tradicional costumbre de hacer tintinear todos los años, a las once de la mañana del día 10 de marzo, todas las campanas y campanillas interiores, recorriendo cada hermana con la suya las dependencias de todo el monasterio, pequeño "ritual" en el que la alegría y las felicitaciones por el santo tránsito de nuestra Venerable a la Gloria eterna, es el mejor homenaje que sus hijas le tributamos, con veneración y amor. ¡Feliz día a todos, encomendémosle a ella nuestras más profundas necesidades, incluso el milagro que estemos esperando de su materna y compasiva bondad!
Nota: Les animamos a que nos acompañen con sus comentarios, que son siempre iluminativos y provechosos. Nos hacen bien a todos. Pedimos a Franco Tobar la amabilidad de introducir de nuevo el suyo del día 3: nos ha llegado sólo parcialmente, por algún fallo tecnológico del Blog. ¡Muchísimas gracias!
Nota: Les animamos a que nos acompañen con sus comentarios, que son siempre iluminativos y provechosos. Nos hacen bien a todos. Pedimos a Franco Tobar la amabilidad de introducir de nuevo el suyo del día 3: nos ha llegado sólo parcialmente, por algún fallo tecnológico del Blog. ¡Muchísimas gracias!
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