O Penedo…, ¡ese lugar de ensueño!



       -“Por aquí, Padre, a la derecha”-, me insinuó amablemente mi acompañante. Habíamos llegado muy cerca de Ponte Taboada, tendido sobre el río Umia, en la carretera que va de Cuntis a Moraña, y era necesario torcer hacia la derecha por un sendero pedregoso para venir a dar en el Penedo, lugar donde nació nuestra Venerable”. Con este estilo tan ameno y cercano nos describe el inolvidable biógrafo de Madre María Antonia –Padre Evaristo de la Virgen del Carmen, autor de La Monjita del Penedo”- su primera excursión por los lugares donde nació nuestra heroína. 



     Venido de tierras castellanas, nadie como él supo apreciar el ensueño y el encanto de estos parajes fragosos y apacibles, tétricos y atrayentes, pintorescos y misteriosos, llenos de belleza y de un poderoso atractivo que impulsa a visitarlos una y otra vez. ¿Quién, de los que conocen el lugar, no puede dejar de reconocer que un sugestivo misterio, embargado de mística presencia y de impenetrable majestuosidad invade el corazón mientras se contempla el Peñasco que preside el paso de las aguas,






a su izquierda arremolinadas y preñadas de blanca espuma,









 a su derecha bruscamente detenidas en un remanso inaudito de quietud sin horizontes, inmenso en su contemplación silenciosa?...




      ¡Este es O Penedo!, el lugar que en el lejano año de 1690 el capitán Domingo do Campo, abuelo de nuestra Madre María Antonia, escogió para asentar su hacienda familiar y formar un hogar a la vera de todo este increíble escenario de embrujo y de sosiego… Su esposa, doña Ana de Andrade, dama de honor de la reina de Flandes, encontró en este aislado rincón de Galicia todo lo que había soñado poseer cuando, en aquel lejano país, añoraba sus raíces gallegas familiares y deseaba conocer y habitar en la patria de sus ancestros.



       Hoy, día 6 de Octubre del año de Gracia de 2019, celebramos un nuevo aniversario del nacimiento y bautismo de nuestra Madre María Antonia, y no podemos por menos de volver nuestras miradas hacia este su lugar natal, para tratar de robarle a sus ojos de niña los sentimientos que despertaban en su alma infantil la vista de tantas bellezas de la Creación.

     Si es verdad que, como nos dicen todos los testigos de Cuntis del Primer Proceso de Canonización (incoado en 1761, un año después de su muerte) “la tenían sus padres sujeta a la almohadilla”, haciendo encajes primorosos que le enseñó su abuela “la Flamenca”, habilidad que su madre heredó y transmitió a la niña, no es menos cierto que esta niña frecuentaba los terrenos de cultivo con que su padre había repoblado los márgenes del fecundo río, gozando de una huerta amplia, sobrada de frutales, que se alimentaban del riego natural de las abundosas aguas. Una niña que era de temperamento introvertido, muy amiga de soledad, tal y como se describe una y otra vez a sí misma cuando en su Autobiografía nos habla de toda su infancia y primera juventud. 















Esta niña María Antonia, ¡cuántas veces estaría ante la naturaleza que se abría a sus ojos, desde su propia vivienda, abstraída por la belleza rutilante que le ofrecía su Dios, Creador de tales maravillas! ¿Qué necesidad tenía ella de pasear por otros andurriales? ¿No le bastaba pasearse por entre os muíños, os batanes, el senderillo de O Pego, la caminata dominical con su madre hacia la parroquia de Santa Cruz de Lamas? ¡Qué locura de belleza! ¡Qué fácil abismarse en la más pura y sublime contemplación! A esta niña se le regalaba a manos llenas el contenido más profundo de una sabiduría espiritual brotada sin esfuerzo de la Mano del Creador. Así, de esta manera infinitamente sencilla, pasaba desapercibida la obra de la gracia que se estaba forjando para un futuro de incalculable proyección eclesial y mística… ¡Una mujer que iba a ser el referente de una humanidad nueva!



         Nos parece que reconocer todo lo aquí expuesto es brindar a nuestra querida e idolatrada Madre María Antonia el mejor homenaje de amor y de felicitación por su cumpleaños. Y nada mejor que acompañar esta felicitación con una muestra ilustrativa de estas bellezas que hemos cantado, fotografías que extraemos de los Videos que don Carlos Touriño –el más especializado y amante conocedor de la zona- nos ha proporcionado en diferentes ocasiones, en muchos de sus acostumbrados paseos diarios. Les invitamos que vean el titulado: “A Monxiña no Penedo”, que podrán encontrar de nuevo en el enlace que a continuación les proporcionamos. (También puede verse en el Blog en la parte derecha, visitando las entradas del año 2016. En la primera, que aparece con el título: ‘Un regalo inesperado de Navidad’, hallarán el mismo enlace). ¡No se pierdan la oportunidad de internarse “en el ensueño” que domina toda la apasionante reproducción!

https://drive.google.com/file/d/0B_20mO4PexJSWkdTb2JUVHRUNHM/view?usp=sharing





¡Madre María Antonia, tus virtudes y tu belleza interior son el reflejo de la belleza de tu tierra natal, tú iluminas nuestras almas desde de tu Penedo! 



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