¡Vivencias "desde el mismo corazón" de Teresa de Jesús!
Acabamos de celebrar con toda intensidad y devoción una nueva Festividad de nuestra Madre Santa Teresa. A pesar de las circunstancias presentes -el amenazante Covid, que limita e interfiere todos los actos públicos, la Santa Andariega abulense ha reunido en tierras de Galicia un notable grupo de sacerdotes y fieles que con gran interés deseaban encontrarse con ella en nuestro Carmelo.
Nueve sacerdotes, un diácono y dos acólitos han concelebrado con nuestro querido don Julián, arzobispo de la diócesis de Compostela, que este año se ha visto acompañado por el también arzobispo de Tánger -Monseñor Agrelo-, los dos presidiendo entorno al mismo Altar. Ambos prelados son muy queridos por esta comunidad y su presencia ha realzado la bella liturgia de alabanza que, iniciándose con las Vísperas solemnes, finalizó con la Eucaristía y la visita al locutorio, que no podía faltar.
Las normas y protocolos sanitarios han sido guardados con respeto, y el aforo -completamente ocupado-, ha permitido que los asistentes hayamos podido disfrutar de esta fiesta espiritual con mucha atención y tranquilidad de ánimo, inmersos en el cálido espíritu teresiano que reinaba.
Como todos los años, no han faltado a la fiesta litúrgica
los seminaristas, tanto del Menor como del Mayor. Ellos han proclamado las
lecturas, y además nos han hecho disfrutar de un rato muy ameno y agradable
después en el locutorio, pasando ante la reja, algunos conocidos de años
anteriores, a los que vemos ir “quemando etapas” en su itinerario hacia la meta
soñada: ¡su sacerdocio! Por todos ellos damos gracias a Dios, sabiendo que
nuestra Madre Santa Teresa tiene mucho que acompañar y enseñar a estos jóvenes,
que la toman gustosos como su “maestra de oración” y “buena amiga” en el
Seminario…
Y puesto que nos encontramos escribiendo en el Blog de nuestra Venerable Madre María Antonia, no podemos por menos de transcribir una cita de su Autobiografía –(las alusiones a su Santa Madre Teresa de Jesús son muy continuas y reiteradas en todas sus obras)- en la que pone claramente de manifiesto su "locura" hacia la maestra espiritual que la fue guiando desde sus primeros pasos por la vía mística, que tanto le costaba entender. La cita, un tanto larga, merece ser saboreada con la frescura con que María Antonia deja hablar a su corazón:
“Como he dicho, me trajo el Señor por diferente
camino que a mi santa y amada madre Teresa, pero el paradero de mi alma y el
fin a que su divino Esposo la trajo, por sola misericordia suya, fue a
descansar en aquel cielo empíreo que dice mi seráfica madre con aquel estilo
tan inteligible de mi alma, porque pasó por ello, y por esto entiendo muy bien
aquel místico lenguaje, sin padecer la menor duda en la divina explicación de
mi querida madre, amantísima de toda mi alma. Que su decir y modo de explicarse en estas cosas
me tiene encantada, especialmente en aquellas dos últimas moradas suyas. Y es
grande consuelo para un alma que pasa por estas cosas y no sabe explicarse en
ellas, hallar quién se las explique, conforme lo que siente y pasó por ella. Y
así hallo en mi santa y querida madre toda la explicación de lo que pasó por
esta hija indigna suya” (Autobiografía , f. 325).
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