Una azucena que florece para Dios 🌹

En los días previos a la celebración del natalicio de la venerable, recordamos una de sus célebres frases que meditamos en lo hondo del corazón para recordar que Dios hace germinar su belleza y hermosura en medio de los paisajes más áridos y estériles.

Unámonos en oración y sigamos pidiendo al Señor por su pronta beatificación.





A propósito os queremos compartir algunos fragmentos de la carta que remitió la Hna. María Isabel de la Trinidad, Carmelita Descalza del monasterio de León, quien fue la  autora de ésta pintura insigne de la madre María Antonia, la carta está fechada del 11 de junio de 1989 y explica a las Madres Carmelitas de Santiago, la inspiración que tuvo para hacer la imagen que vemos:


"Hace unos días terminé el cuadro de la Vble M. Mª Antonia. Gracias a Dios y gracias a todas mis hermanas de Santiago que tanto me han ayudado con su oración.


Ya pueden imaginar el interés de todas las hermanas de aquí también, para que quedara lo mejor posible. Ha sido “estudiado” por todas, yo he recibido agradecida, todas sus sugerencias y creo está concluido al gusto de todas, sobre todo de las “entendidas”...


He leído su vida, escrita por el P. Evaristo, pero lo que más me ha ayudado a interpretar su fisonomía física y sobre todo moral ha sido su obra el Edificio Espiritual que me ha gustado mucho. Me admira su gran inteligencia. El espíritu sobrenatural del que está impregnado.

Dios aletea en sus escritos que llenan de devoción y paz al alma.


Por supuesto que ya la quiero mucho más y siento una especie de intimidad con ella fruto de que trato diario con su alma.


Precisamente es lo que he intentado interpretar en el cuadro: su alma, que informaba su fisonomía de: dulzura, tranquilidad, finura, tierna y compasiva, enamorada de la belleza, a la vez austera, de recio temple, lleno de unción y acrisolada en el dolor…


Miren su rostro, despacito y díganme si refleja esto.


El rostro nórdico, rubia y delicada, alargado y con pómulos sobresalientes, ojos azules (como me indicaba hna. Ma Inmaculada) aunque la describen con ojos negros y cejas pobladas. En las fotografías me han parecido claros y las cejas corrientes.


El ambiente, dentro de lo clásico, hay rasgos y estilo más actuales, el Cristo es una especie de visión que ilumina su espíritu por dentro. De aquí su actitud recogida interiorizada en un abismo infinito.


        La atmósfera de dos luces; una que ilumina su rostro, frontal, y otra a su espalda que viene del ventanillo y da un reflejo de luz al crucifijo.


        La madera tosca del piso, y el poyo de baldosa roja, es algo de la pobreza con que se adorna el Carmelo.


        El cestillo de la labor. Que lo sugiere la lectura de su vida. Creo que lo tenía a mano para ocultar el trabajo encomendado de la escritura de su autobiografía. Tienen que perdonarme el que no sea el marco de su retrato “histórico” pero creo es real del Carmelo, de cualquier conventico nuestro, suele ser usual estos elementos.


[...]

Su madre fundadora es muy grande y es difícil plasmar todo el ideal que sus buenísimas hijas tienen de ella. Acertar con el estilo deseado y dar gusto a todas. Como son tan buenas se irán resignando y verán esa otra parte que contiene la pintura, de amor entre nosotras, y deseo de agradarlas."


En éste momento la pintura original se encuentra expuesta al público en la sala de exposiciones del convento de los PP CC. de Alba de Tormes, en la exposición De Claris Mulierivus, donde se presentan las mujeres santas, mártires y sabias.







 

Comentarios

  1. ! Qué interesante me resulta toda esta información! Ignoraba quien era la autora de este cuadro, que con toda razón, se ha hecho tan famoso por su belleza y contenidos.
    La publicación de los extractos de una carta tan personal es un regalazo. Esta carmelita pintora nos describe su obra en clave contemplativa, la mejor para retratar lo que es la M. M. Antonia.
    !Emocionante toda esta entrada!

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