“En este Monte sólo mora Honra y Gloria de Dios” (3)
En los dos anteriores capítulos hemos abordado algún aspecto de la figura de P. José de Jesús-María, haciendo relación con Madre María Antonia de Jesús. Convendría ahora hacer un muy fugaz recorrido a través de los pocos escritos personales que él ha dejado, para completar el aspecto doctrinal de su pensamiento y su personal camino interior, que no puede por menos de reflejarse en ellos. Pero dejaremos para otra ocasión esta exposición, para pasar a una última faceta de su existencia: la decisiva importancia que ha tenido en toda la documentación que hoy tenemos de Madre María Antonia de Jesús, pues se le debe, directa o indirectamente.
Su misión proyectada hacia el futuro como custodio de toda la Obra de la Madre
Todo lo que de padre José de Jesús-María
se conserva hoy, dice relación a Madre María Antonia de Jesús. Encargado de la
dirección espiritual de la Venerable Madre , trabajó a fondo en este cometido; nombrado
después juez comisario de su primer Proceso (1761-1762), al año de su muerte, lo
ejecutó con toda competencia; y procuró, cuanto estuvo de su parte, llevarlo a
término feliz. Las circunstancias externas le fueron muy adversas pero, en lo
que estuvo de su parte, ha dejado preparado el Proceso de Madre María Antonia
para el día de hoy.
Obras Completas (escritos mayores) de Madre María Antonia de Jesús, encuadernados "en cuatro" por el P. José de Jesús-María |
Padre José comprendía, a la vez, que los
torrentes de luz y amor que Dios había derramado en el alma de la fundadora, no
eran para María Antonia sola sino para todas sus hijas; por eso procuró
hacerlos surgir, algo así como Moisés a golpes de vara sobre la roca, y en virtud
de repetidos mandatos de obediencia impuestos a Madre María Antonia, hacer que
ésta pusiera por escrito sus experiencias, mirando en esto la gloria de Dios,
entrañablemente amado por él, y el bien de las almas no solo de sus hijas
presentes sino aún de las futuras. Por lo cual iba exigiendo a Madre María
Antonia -achacosa ya casi sin tener en cuenta estos achaques–, la escritura de
sus diversas obras.
En su declaración canónica manifiesta el
padre profundo y vivo conocimiento de la vida espiritual, y grande aprecio de
Madre María Antonia de Jesús, cuyas palabras va citando a lo largo de toda su
testificación. En ésta se percibe una intuición espiritual profunda
del plan de Dios sobre su Sierva, y un conocimiento notable también de su
misión, haciendo a veces observaciones generales llenas de contenido. Declaró
en Medina del Campo (Valladolid) del 20 de abril al 8 de junio de 1761. Su
declaración, como primer testigo del Proceso, se halla completa en Informaciones I, ff. 4v al 181v.
Con relación a los escritos de Madre
María Antonia de Jesús padre José procuró recoger, mientras estuvo en Santiago
de confesor, también para conocer mejor su espíritu, la
Autobiografía , es decir la parte de ésta escrita en 1738
por orden del padre Antonio de la
Cruz , que luego hizo completar a Madre María Antonia en el
año de 1754–1755, bajo su dirección. A ésta añadió la Relación de Confesores, o epílogo de Autobiografía, y el Edificio Espiritual, ambos escritos bajo su obediencia, y las Notas Espirituales que le entregó don
José Ventura de Castro, primer director de María Antonia en Bayona.
A estos escritos que tenía en su poder,
el padre José añadió, mientras el proceso de 1761–1762, la casi totalidad de
las Cartas que había recogido de modo
procesal junto con otros documentos. Estas cartas y documentos, que hizo luego
copiar aparte, forman un libro completo concluido bajo su dirección en el año
1767, como consta de su original. Durante su estancia en Batuecas (1757–1760)
el padre José de Jesús-María había encuadernado los libros de Madre María Antonia, que
entonces tenía en su poder, dividiéndolos en capítulos y poniéndoles los
índices necesarios. Después de la muerte de la Sierva de Dios y antes de
la segunda fase de su Proceso (curso de 1761–1762) bajo su dirección, fueron
copiados estos escritos por padres amanuenses. Una vez concluido el Proceso,
vista la coincidencia total de los testigos y fama de santidad de la Sierva de Dios, procuró la
publicación de su obra escrita. Esta tarea final de su trabajo siempre le
encontró en la brecha, hasta que no le fue posible actuar, ya por las
dificultades del momento social que entonces atravesaba España, ya también por
la pérdida de su salud.
Página autógrafa del Edificio. Admira la nitidez en la escritura de María Antonia |
Cuando no había ni se preveía posibilidad
de publicación por su parte, iba a su vez entregando –poco a poco– al Archivo
de Carmelitas Descalzas de Santiago, aquellos libros de la fundadora cuya
publicación no le era posible llevar a cabo, y posteriormente aquellos otros
cuya prudente reserva no era ya necesaria. Entregó, primeramente, la copia en dos
tomitos del Edificio Espiritual,
copia tipográfica y conceptualmente muy cuidada, suprimiendo de su original las
repeticiones y las alusiones relativas a su persona. Más tarde remitió el
original y la copia primera del Edificio
Espiritual. Después, ante la imposibilidad de proseguir y remitir a Roma
los tomos relativos al Proceso de Madre María Antonia de Jesús, envió al
monasterio de Carmelitas Descalzas de Santiago, los originales o Actas del
mismo Proceso, o Informaciones; y
finalmente, ya al final del siglo cuando habían muerto ya la casi totalidad de
los testigos, los originales y la copia en dos libros de la Autobiografía
de la Sierva
de Dios, y la copia de Cartas, con
sus autógrafos.
Gracias a esta su inteligente previsión,
y a su gesto de amor a la fundadora y a su obra que supone la guarda cuidadosa
y fiel de sus escritos, se conserva todo lo referente a Madre María Antonia de
Jesús en el Carmelo de Santiago de Compostela hasta nuestros días.
Como consecuencia de todo lo dicho, se
puede comprobar que la existencia de este padre venerable, Carmelita cabal, se
consagró en su totalidad prácticamente al cuidado y conservación de la memoria
viva de quien era para él sin duda alguna, una mujer a la que Dios “había dado
en agradarse”, según el decir de nuestro padre San Juan de la Cruz , y que tomó por
instrumento fehaciente para manifestar su Amor hacia las almas, confiriéndole
el talante de fundadora de un monasterio de Carmelitas. Con una intuición más
que profética, padre José de Jesús-María se adelantó a la historia, dejó
preparados y abiertos los caminos para la Canonización de su
dirigida, y procuró poner a este servicio de la Iglesia toda su ciencia y
su fina laboriosidad, dejando suficiente material para superar cualquier
posible obstáculo o reparo que se intentase interponer entre la Causa y la verdad sobre
quién era Madre María Antonia de Jesús. Por esta ingente y meticulosa
dedicación que tanto nos ha aportado, hoy queremos rendirle un homenaje de
gratitud en nuestro Blog.
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