Completas y Salve 23:00 p.m

“Dios no quiere nada por fuerza;

 y lo que se le da a su Majestad ha de ser libre,

con voluntad plena”.

Madre María-Antonia de Jesús













Vamos llegando al coro. Es la última oración litúrgica. Empezando por el examen de conciencia: ¿en qué hemos gastado el día? Ponemos el descanso en las manos del Señor: “A tus manos Señor, encomiendo mi espíritu”, y vueltas a la Virgen, le cantamos la Salve. Aquí sí que nos emociona el pensamiento de que estamos uniendo nuestra voz a la de todos los hombres y mujeres de la tierra, que dejan durante el anochecer todas sus inquietudes, angustias y precariedades a los pies de la Señora…Si el ángelus abre el día, la Salve lo sella.




¡Salve Regina, Mater Misericordie!

 ¡Vita, Dulcedo, 

et Spes nostra, Salve!

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