"SUEÑO"...

       Con este título tan sugerente“Sueño”- deseamos proseguir con la “galería de testimonios” que nos habíamos propuesto a principios de este nuevo año. El objetivo de este programa para el Blog es el de fomentar y despertar el entusiasmo cada vez mas creciente de nuestros amables visitantes y amigos del Blog de Madre María Antonia de Jesús. Es bien sabido cómo en Roma se interesan y nos invitan incesantemente a invocar la protección y la obtención de gracias y favores por parte de nuestra Sierva de Dios, con el fin de avalar la fama de santidad que desde su fallecimiento –y ya durante su vida- surgió con firmeza y constancia. 

      Hasta ahora habíamos comenzado con dos testimonios alejados en el tiempo de nosotros, para resaltar que esta fama de santidad de la Sierva de Dios, se remonta incluso a los años treinta. Pero María Antonia es como ese padre de familias que nos presenta el Evangelio, que sabe sacar de su arcón “lo antiguo y lo nuevo”. Muestra de ello es el siguiente testimonio que nos complace presentarles hoy.

Puerto de San José de Costa Rica
       Lo hemos recibido hace apenas unos días, justo después de la festividad de nuestro Padre San José, y nos ha emocionado mucho. El relato pertenece a una joven de tierras costarriqueñas, joven que nos ha permitido traerlo al Blog para motivar –son sus palabras- a otras jóvenes -¡y serán tantas!- que, como ella, han conocido la dureza y el agobio de la vida, las tentaciones y las ofertas perniciosas de esta sociedad que nos envuelve y que apenas quiere presentar a los jóvenes valores y caminos que los conduzcan a la felicidad. 
       Agradecemos vivamente a esta entrañable amiga e hija de Madre María Antonia que nos aporte un relato tan convincente y tan conmovedor. Las fotos que ilustran este testimonio son vistas de Costa Rica, verdaderas maravillas de la naturaleza y el arte. 
       Os animamos a que nos deis la alegría de escribir algún comentario. Nuevamente ofrecemos el envío gratuito de quienes deseéis recibir material como estampas, reliquias y pequeñas biografías. En el e-mail del Blog estamos a vuestra disposición. Pero…¡adentrémonos ya, con respeto y devoción, en el “sueño-realidad” de nuestra confidente de Costa Rica!:

En una calle similar a esta, María Antonia se hizo la encontradiza
 con una joven que necesitaba su cercanía y consuelo,,,

        “Hola, mi nombre es […], tengo 19 años y soy de Costa Rica. He estado pasando por situaciones difíciles personales, que me han llevado a la desesperación, e incluso a tomar malas decisiones. 
El día de hoy como al rededor de las 4 de la tarde me soñé lo siguiente: 

      Estaba en una calle por mi casa caminando con un sol desesperante, descalza y sintiendo los sufrimientos del calor en mis pies, sangrando. Al lado derecho de la calle era oscuridad y temor, en la izquierda era claridad y gozo, justo en la casa de mis bisabuelos (ya muertos) había una fiesta y estaban mis familiares muertos alegres; yo decidí por el calor meterme en la sombra (izquierda) y empecé a resbalarme, a hundirme. Yo empecé a llorar de la desesperación y del miedo que sentía; yo intentaba salir; cuando logre llegar a la calle, estaba una estatua de una mujer junto a unas reliquias que no recuerdo bien. Yo lloraba mientras la veía y se convirtió en una mujer mayor, de ojos increíbles, vestida de blanco con el hábito, y me empezó a consolar. Yo lloraba y le pedía que me ayudara, ella me respondió “en su cama, la estampilla que tiene ahí, agárrenla yo le voy a ayudar, le voy a decir que hacer”, yo seguía llorando y con amor de madre ella me consoló y me dijo que todo estaba bien, tomaba mi mano y me calmaba, le pregunté si era María y me dijo que no pero que estaba con ella, le pregunté que si el cielo existía y me dijo que sí, y que yo iba a estar ahí, yo seguía temerosa, pero ella me dio paz, le pregunté que quién era y solo me decía que viera la estampilla. Me sonrió, me dijo “yo le voy a ayudar”, me repitió eso y me desperté. 

Probable alusión a esta estatua
dedicada a M. M. Antonia en Cuntis:
 hábito blanco, mujer mayor,
ojos increíbles...
Ella no hablaba bien y yo tenía miedo de no entender, tenía un acento diferente. Yo no sabía que mi mamá me había pegado una estampilla de María Antonia en mi cama, ni siquiera sabía quién era ella, yo no soy muy religiosa ahorita y mucho menos rezo pero mi mamá sí reza por mí. 

    Al despertarme fui a ver mis animales y estaban dóciles y cariñosos (no son así) y en mi casa no habían vuelto las mariposas y hoy una giraba al rededor mío, son señales que observé, y al investigar un poco hoy es el día de San José y ella era devota de él incluso se consagró en esta fecha. Me trajo una paz y una sensación inexplicable.
Me trajo esperanza”.

        Hasta aquí la impactante narración de lo que podemos considerar una gracia llena de delicadeza de nuestra Madre María Antonia de Jesús hacia una persona que ni siquiera sabía que en el cielo pensaban en ella y la querían, gracias a la santa “estrategia” de una madre que, cual otra santa Mónica, encomendaba los peligros de su hija a la Sierva de Dios. Los sueños –como sabemos bien- son en la Sagrada Escritura y en el Nuevo Testamento un medio óptimo para la revelación del Misterio de Dios. San José es tranquilizado por un ángel que “en sueños” le afianza en su fe temerosa. Comprendemos así la importancia que tiene esta gracia que se le ha concedido a nuestra amiga, y todos rezamos por ella, para que se consolide en el Amor total a Cristo y a su Madre, sobre todo en este pórtico que hoy se abre ante nuestros ojos: la Semana Grande y Santa de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor Jesús. ¡Que la vivamos todos a fondo, con vivos sentimientos de Comunión y Esperanza!

                           ¡AVE CRUX, SPES ÚNICA!



Comentarios

Publicar un comentario