"El santico de Fray Juan": así lo llamaba con tanto cariño santa Teresa...

"¡Oh dulcísimo Amor, mal conocido!: el que halló tus Venas, descansó..."

A la distancia escasa de quince días que nos separa de la Nochebuena y Navidad, en la Orden del Carmelo fundado por Santa Teresa, aparece la figura señera y entrañable del que fue su "primera adquisición" para fraile de la fundación masculina que ella llevaba grabada en su corazón.

Ese frailecillo menudo -San Juan de la Cruz-, de cuya estatura Teresa hacía alusión con humor: -"¡ya tenemos fraile y medio para dar comienzo a estos principios!"-, se ha convertido en uno de los santos más relevantes, conocidos y autorizados en toda la Iglesia Universal. Sus dotes humanistas, su corazón de poeta, su afabilidad y dulzura en el trato, su callado y humilde padecer, lo convierten en un hombre "celestial y divino".

Y hoy, 14 de diciembre, el calendario litúrgico nos lo presenta como una Solemnidad que no puede por menos de excitar nuestro gozo, alegría y contento, porque se ha de saber que San Juan de la Cruz ha sido un hombre que, en medio de su aspecto débil, macilento, curtido y probado, manifestaba en su porte y su semblante una radiante luz de modesta alegría festiva. Era un hombre realmente Alegre, por más que se le haya querido catalogar entre los austeros y radicales amantes de una desafortunada y mal interpretada ascética tan ajena a su suavidad y buen criterio.

Este hombre, Padre y Maestro espiritual del Carmelo ,y de todo aquel que se le acerca buscando los tesoros de su sabiduría y santidad, nos dice, hablando del Camino de ascensión hasta el Monte Santo, que cuando las comunicaciones divinas han sido depuradas y transformadas a través de las noches del alma, empiezan a experimentarse en dichas almas como una suave brisa (él hace alusión a la brisa donde se le manifestó Dios a san Elías); esas llamaradas de Amor Vivo, esas Obumbraciones espirituales que, al decir de él, experimentó la Virgen Santa cuando el Espíritu la cubrió con su Sombra en la Concepción del Verbo en sus entrañas. Y dice que este "juego" de llamas vivas y obumbraciones divinas producen tal deleite que está el alma siempre en fiesta, con un gozo interior y una vivencia tan profunda del amor de Dios que no cabe en sí de felicidad.

Es tan grande esta gracia de poder llegar a la cumbre del Monte, que en su audaz seguridad, afirma que se convierte en "un estado de alma", es decir, no se trata de una alegría superficial, pasajera, incluso que podría resultar molesta o hiriente, no. Es la alegría festiva de quien lo tiene Todo, porque ha alcanzado la meta de nuestro existir: la Unión Transformante con Dios por Amor.

Con estas ilustraciones que acompañan esta felicitación a honra y gloria del santico de fray Juan, pretendemos también invitarles a que se sigan uniendo a las Hermanas de esta Comunidad de M M Antonia de Jesús en esos ejercicios tan propios del Adviento, que son acicate y estímulo para avivar el amor al Niño que se Acerca. 


Podrán observar en las fotos, en el coro bajo -donde celebramos nuestra liturgia-, que junto al Santo hay colocada una pequeñita cuna de madera, apenas visible, dada su extrema sencillez. Cuando la colocamos, estaba vacía, desnuda..., esperando que el amor de los corazones de las carmelitas se apresurasen a colocar pajitas de insignificante valor, pero que unidas unas con otras, formaran el suficiente abrigo para que sus padres, José y María, lo puedan recostar en la fría noche santa de Belén.

Esta práctica devocional viene a ser un complemento de la Suerte de la Ofrenda de la que hablamos en una entrada anterior. Parecería que se trata de algo pueril, y no es así. Tomado en serio este deseo de ablandar y hacer menos dura la llegada de Jesús en Carne Humana a nuestra tierra, nos esforzamos estos días en hacer actos de amor, de caridad hacia los demás, de sembrar alegrías en nuestro ambiente... El cuidar a un familiar enfermo, prestar servicios sin hacerse valer...

Aquí es donde pensamos en todos ustedes: no son personas anónimas que visitan este Blog. Son personas sensibles y delicadas, que comprenden y viven a diario estos gestos tan sencillos, pero tan profundos, con esa intención de hacer obras concretas para acompañar el Camino de los dos Esposos, y que Jesús-Niño se encuentre en medio de limpísimas pajas que, en lo oculto, cada uno de nosotros hemos ido depositando en esta cuna ideal de las Carmelitas.

También acertarán a ver un relicario de plata que contiene una reliquia de primer grado de Nuestro Padre San Juan de la Cruz. Se trata de un huesecillo del oído interno. Veneramos esta reliquia, que nos transmite su presencia más realmente, y esperamos que les agrade poder encomendarse a través de las fotos que de ella les ofrecemos.




¡Avivemos estas ansias del alma que, con el clamor de las Sagradas Escrituras, con el clamor de todos los que "Esperaban  la Consolación de Israel", hacemos nuestro:

¡Ven Señor, y no tardes ya! ¡Aleluya!





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