Un continuo fluir de aplausos...

 Podemos resumir y condensar en esta breve frase  del titular lo que ha sido en su conjunto la actuación que habíamos anunciado en nuestra Iglesia el pasado día 17, a cargo del Orfeón de Voces Graves de Arousa.

Sabemos que en este tipo de conciertos, sobre todo cuando llevan el sello de la sencillez, maestría, y gran calidad humana de quienes lo ofrecen, es importante y significativo el "lenguaje" de los aplausos. Nos dicen mucho. Según el momento de cada uno de ellos, según la proximidad entre unos y otros en el transcurso de las intervenciones musicales, sabemos manifestar el nivel de sintonización y agrado que están serenando nuestro espíritu.

Pues a través de este "lenguaje de los aplausos" es como mejor se ha visto el ambiente tan particular de un concierto también muy particular. Pocas veces se oye que una persona -en este caso Don José-Manuel Otero- se comprometa a organizar una representación musical de este género con motivaciones tan sorprendentes y ejemplares como las suyas: dedicar a la Virgen del Carmelo en acción de gracias este homenaje, agradeciendo el haber sobrevivido -contra todas las expectativas- en el año de 2020 el "mortal zarpazo" del COVID-19, que lo abocó a los mismos umbrales de la muerte.

Milagrosamente, con lentitud, con mucho sufrimiento físico y moral por su parte, lo cierto es que esta Virgen del Carmen, que José-Manuel, como avezado miembro de la Marina Española siempre ha llevado en su alma... y en su cartera..., no se descuidó de este hijo, sino que le concedió la curación total y absoluta de tantas secuelas que había dejado la enfermedad.

Todo este entramado de sentimientos de gratitud religiosa y pasión por la música, así como el hecho de que José-Manuel guarda estrecha amistad con las dos directoras del Orfeón. así como su vinculación familiar con nuestro Carmelo, hicieron posible tan magnífico musical.

Queremos apuntar aquí el nombre de estas dos grandes mujeres y los estudios que han realizado, porque se nos hace interesantísimo que hayan sabido conjugar tan admirablemente todo lo que supone sacar adelante un Orfeón solo de voces graves, y además, logrando una unión y una simbiosis entre los bajos, los barítonos, los sopranos, bajo la excelente dirección de Beatriz Vázquez Lorenzo, licenciada en Literatura Inglesa, con la carrera de Canto y actualmente profesora en el Conservatorio de Música Superior de Salamanca; junto a ella, otra gran mujer, igualmente genial en el dominio de su vocación musical, María José Couceiro Blanco, una verdadera artista con su carrera de Canto, de piano y de Violonchelo.

Estas dos sencillas y entrañables mujeres hacen posible que 22 hombres, de la mejor calidad tanto humana como sensibilidad musical, con sus dotes naturales, sean capaces de transmitirnos lo que aquí hemos vivido.

Para no alargar más esta entrada, pasamos a reproducir algunas imágenes y algunos cortos videos para deleitar a los que no han podido asistir al concierto.  


 Y claro, es que este tipo de "festivales a lo divino"..., ¡solo se ven en la Casa de la Madre María Antonia...!


Bea dirigiéndose a los presentes con unas agradables introducciones a cada pieza interpretada: "A Aldea", "Ding-Don", "Happy day", "Santo José", "Noche de Paz".... Y la "Salve Marinera", que salió brillante...









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